PRIMERAS GRABACIONES DE JOTA. EL ROYO DEL RABAL. ISIDRA VERA

Publicado: julio 28, 2011 en Artículos, Jota

(Publicado en Heraldo de Aragón, con el absurdo título «El cante que conmovía a Pérez Galdós», 23-VIII-2009)

Isidra Vera                     El Royo del Rabal

Lamentablemente, el mundo de la jota no ha congregado tan apenas estudiosos e investigadores, como sí que lo ha hecho el flamenco, por lo que las noticias fiables sobre su decurso hasta el siglo XX son muy escasas. Apuntaré aquí unos cuantos hitos basados en pesquisas hemerográficas.

Melchor Luna, “Chorizo”

En la Zaragoza de principios del reinado de Isabel II, Liso, Artura, Clavellinero y Melchor Luna, “Chorizo” formaban un grupo de amigos, tan conocidos en la ciudad por sus ideas liberales y su apego a tabernas y pendencias como por su afición a cantar la jota. Del mentado Liso se decía que si cantaba en el mercado, su voz se oía en la plaza de San Francisco (actual plaza de España). Sin embargo, el más popular llegó a ser Melchor Luna, apodado Chorizo, contrabandista y hombre bragado que, en los hechos del 5 de marzo, fue de los primeros que se echó a la calle con el trabuco para cerrar el paso a los carlistas de Cabañero.

Es sabido que los zaragozanos, poco amigos de componendas, encendidos por la actitud pasiva del general Esteller, jefe de la guarnición, sacaron a éste de la cárcel de Predicadores y lo lincharon la tarde del 6 de marzo, dejando su cuerpo destrozado en lo que hoy es la Diputación Provincial. Seis años después, los conservadores utilizaron aquel salvaje hecho para deshacerse de sus enemigos, como sucedió con Francisco Lagunas, que incluso había tratado de proteger a Esteller y fue fusilado el 9 de enero de 1844 en el mismo sitio donde se dejó el cadáver del general. Nuestro “Chorizo” fue condenado a diez años, que cumplió en la boca del infierno: las minas de Almadén. Pese a su gran fortaleza, quedó baldado e inútil para siempre. Con dos muletas y melancólico, era un personaje al que se veía por Zaragoza y acudía a los festejos liberales. Uno de los más recordados fue el que se celebró 13 de mayo de 1856, fecha en que se colocó la primera piedra de las obras del ferrocarril a Madrid por parte del general Espartero, al que Zaragoza idolatraba. Al final, se le dio una serenata al prócer liberal, que terminó con jotas pero ya no por parte de “Chorizo”, sino del mejor cantador de entonces, Mariano “Otura”. Prueba de que aquí ya nos cortábamos poco, la letra de una de ellas: No temas que los traidores / muevan su planta asquerosa / por ti velan, arma al brazo, / los hijos de Zaragoza.

Al año siguiente se inauguraba en el número 9 de la Plaza del Pueblo el Salón de Baile Sardaña, al que acudía tanto gente popular como de mayor alcurnia y se bailaba incesantemente la jota. En este mismo 1857 moría, el 29 de mayo, Agustina de Aragón y se inauguraba el primer monumento personal que tuvo la ciudad, el dedicado a Pignatelli, que hoy se conserva en el parque que lleva su nombre.

La leyenda de Aben-Jot

Han sido muchos quienes han descalificado con justeza y justicia la famosa y absurda historia del moro valenciano, Aben Jot, refugiado en Calatayud, como inventor de la jota. Lo hizo ya el 1 de agosto de 1895 Mariano de Cavia en su tan leída sección “Plato del día”, que publicaba en El Liberal: (“O no hay leyendas en el mundo o esta es una de padre y muy señor mío”) y lo harían también famosos músicos. Sin embargo, no he visto escrito cual es el origen del mito. Galán Bergua afirma que la primera vez que apareció en letras de molde fue de la mano del músico navarro afincado en Zaragoza y autor de El guitarrico, Agustín Pérez Soriano (1846-1907). Pero sucedió muchos años atrás y cuando el navarro estaría abandonando el chupete.

Fue concretamente en la “Reseña histórica” que escribió Florencio Lahoz para acompañar a la edición de la partitura de su segunda jota en 1848. Lahoz (1815-1868), nacido en Alagón, había logrado prestigio en Madrid como compositor y profesor de piano. Pocos años antes había publicado otra “Jota aragonesa”, con 42 variaciones y 5 cantos, dedicada al que fuera su profesor, Pedro Albéniz, que logró popularidad. Pero fue esta de 1848 con 36 variaciones y 12 cantos en la que incorpora la peregrina historia con el mito de Aben Jot:

“Varias son las indagaciones que hemos hecho para averiguar el origen de este canto eminentemente popular y característico y, después de haber hojeado sin fruto a Zurita, Zayas, Dormer, Abarca y otros cronistas y escritores aragoneses, nos ha proporcionado un amigo la siguiente nota sacada de un libro, cuyo autor y materia no recuerda y que contiene la única noticia que nos ha sido dado adquirir acerca de un punto tan curioso (…) En el año 1469, un árabe llamado Aben-Yot compuso una música popular que empezó a hacerse cundir en el pueblo que la repetía con entusiasmo. El autor era valenciano…”

Desde la nula fiabilidad de ese amigo con datos de un libro que no recuerda hasta la disparatada fecha, resulta incomprensible la atención que se le prestara a semejante cuento.

El Royo del Rabal

Unos años más tarde, un azutero de ideas republicanas que en alguna ocasión lo llevaron a la cárcel, llamado Pedro Nadal pero conocido por El Royo del Rabal, se había convertido en el rey de la jota. El Royo, solía acudir a La Reja, un establecimiento, medio tienda, medio taberna, ubicado en la calle de Gavín, esquina Palafox. Allí se montaban grandes lifaras, cantaba el Royo y personajes como Pérez Galdós o toreros como Lagartijo acudían, siempre que pasaban por Zaragoza, con la ilusión de oír al mítico cantador. Se ha escrito en varias ocasiones que sólo se conoce una foto del Royo, en la que aparece entre un muy numeroso grupo y ya viejo. Sin embargo, hoy publicamos la foto de un Pedro Nadal en plena juventud que rescata la imagen del más legendario cantador de la jota en 1873, cuando tenía solamente veintinueve años.

Y un descubrimiento más. Se ha especulado en muchas ocasiones sobre si el Royo llegaría a grabar algún cilindro en la primera época del fonógrafo pero no se había conseguido encontrar una prueba o confirmarlo. Ahora podemos decir que sí lo hizo. El introductor del fonógrafo como espectáculo en España, un tal Pertierra, tenía instalado su establecimiento en el número 10 de la madrileña calle de la Montera desde 1894. Por cierto, que la primera mención a una jota grabada la encontramos en abril de dicho año cuando se anuncia el “Espectáculo científico de Pertierra” con “audiciones fonográficas de cuatro de la tarde a siete de la noche y de ocho a once de la misma. Aria de “La Indiana” y Jota Aragonesa por la señorita Arana. Varios cilindros de voz hablada y bandas militares”. Lo más probable es que dicha señorita fuese la famosa tiple riojana Lucrecia Arana, intérprete privilegiada de la jota en muchas zarzuelas de su tiempo. Así, podemos decir que la primera música grabada que se oyó en España fue la de la jota, cosa muy lógica, dada la preferencia de que gozó el canto aragonés entre el público hasta no hace muchas décadas.

Volviendo al Royo, en enero de 1895, dicho Pertierra insertaba un anuncio periodístico para promocionar su negocio que, entre otras cosas, rezaba: “Son muy del agrado del auditorio las jotas cantadas por el famoso Royo del Rabal, de Zaragoza…”. Es decir, que su colección de cilindros impresionados se había enriquecido con la voz de Pedro Nadal que hubo de registrar las mencionadas jotas en 1894, es decir, cuando contaba cincuenta años. Sería un descubrimiento sensacional la recuperación de alguno de aquellos cilindros. A veces, los milagros acontecen, como sucedió hace dos o tres años con la aparición de la colección de Pedro Aznar que nos dio a conocer las que son de momento las primeras voces conocidas de la jota grabada: los cilindros que impresionaron, unos años más tarde que el Royo, Blas Mora y el Niño Moreno y que se publicaron en ese joyel titulado Primeras grabaciones fonográficas en Aragón (1898-1903), que editó el Gobierno de Aragón, en edición de Gabriel Marro y el firmante.

Isidra Vera

Sí que sabíamos que, tras la entrada en España en 1899 del disco de gramófono, las primeras jotas aragonesas de estilo fueron grabadas por una cantadora, Isidra Vera en 1903. Cuando en el año 2000 di a conocer este dato en el libro La jota aragonesa no había visto más que una borrosa imagen procedente de un catálogo de discos de esta jotera, hoy totalmente olvidada. Sin embargo, ahora podemos dar a conocer su verdadera y tan aragonesa imagen en fotografía de E. Beltrán.

Isidra Vera llegó en 1901 a la final del certamen oficial de jota y mereció elogios por escrito como este de J. M. Lahuerta, publicado en noviembre de 1902: “La jota primitiva, la mora, no es posible cantarla mejor ni con más sentimiento que la canta Isidra Vera. Isidra y Juanito (Pardo) son hoy los mantenedores de las gloriosas tradiciones de la jota, que no hace mucho alguien dijo que se iba pero que no se irá ni puede irse…”. Isidra venía de triunfar en el festival, organizado a finales de septiembre de 1901, en el Salón Municipal de Bellas Artes de Barcelona del que La Vanguardia había dicho: “La comparsa aragonesa y su tiple Isidra Vera obtuvieron un éxito inolvidable, la primera con su primorosa manera de tocar la guitarra y la con su magnífica voz y su estilo inimitable”.

Fuera como fuese, Isidra desapareció del firmamento jotero, mientras que El Royo del Rabal, que todavía en abril de 1901, cantaría en el madrileño Teatro Apolo, junto a Urbano Gracia y un Miguel Asso de doce años, quedó convertido en el símbolo legendario de la jota aragonesa.

comentarios
  1. José Luis Cintora dice:

    Fenomenal, realmente interesante el tema de la Jota, no se si nos conocemos pero espero poder seguir leyendo y disfrutando de tus escritos.
    Un cordial saludo, José Luis Cintora

  2. froilan dice:

    ola Javier, ya lo leí, pobre chorizo, lo de las minas era terrible, mandaban allí a tantos para castigarlos, yo sabía eso por los gitanos que en número de varios miles fueron forzosamente internados allí en el siglo XVIII, y es una de las razones por las que el cante flamenco arraigó en esa zona posteriormente (todo un asunto el del cante minero) Tantos que hablan mal de los gitanos deberían conocer esa triste historia que los forzaba tanto a galeras como a las minas, que si siempre han sido duras imagínate en esos siglos. El mercurio les quemaba los pulmones. De hecho en Almadén hay una zona que une dos minas conocida con el nombre de la caña gitana porque fueron ellos los que la hicieron, en un trabajo que duró 100 años

  3. […]    Las primeras audiciones fonográficas en España tienen el carácter de espectáculo vinculado más a lo pintoresco que a su capacidad para poner a disposición del público algo que antes era patrimonio de quien podía pagar para disfrutar en directo la voz y la música. Tuvieron lugar en los primeros años de la última década del siglo y la principal atracción consistía en el hecho de que una máquina hablara y, además, poder escuchar la propia voz. Sin embargo, desde 1894, un tal Pertierra, con establecimiento en el número 10 de la madrileña calle de la Montera, anunciaba su “espectáculo  científico” con “audiciones fonográficas de cuatro  de la tarde a siete de la noche y de ocho a once de la misma. Aria de La Indiana y jota aragonesa por la señorita Arana. Varios de voz hablada y bandas militares”. Se trataba de la famosa tiple riojana Lucrecia Arana, intérprete privilegiada de la jota aragonesa en muchas de las zarzuelas de su tiempo, Al año siguiente, incluyó jotas del más legendario de los cantadores de jota, El Royo del Rabal. Sería un milagro recuperar estos primeros registros españoles.  https://javierbarreiro.wordpress.com/2011/07/28/primeras-grabaciones-de-jota-el-royo-del-rabal-isidra… […]

  4. Hugo Domingo Barzena Granja dice:

    Me gustaría saber algo de un señor llamado Benito Alvarez de origen aragonés que gano el concurso de jotas en Valencia en 1901-1902 en el teatro Principal creo, ya que figura en un libro de Aragón y sus costumbres , y da la casualidad que es Bisabuelo de mi mujer y en una fotografía grande que tiene el museo de La Dolores en Calatayud en una pared se encuentra un grupo de joteros y tocando la guitarra y la bandurria están el bisabuelo y su abuelo tocando estos instrumentos y cantando, rodeado de otras personas todos con trajes típicos de esa época. Estas personas fueron muy discretas con respecto a la popularidad , pero el ganar un concurso de jotas en esa época era muy importante fuera de Aragón. Si me indicaran donde me puedo dirigir o a quien , para recopilar más datos de ellos, Gracias. Espero sus noticias .

    • He estado de viaje estas dos últimas semanas pero vuelvo hoy. En mi archivo tengo algunos datos sobre este cantador, que ya le comunicaré. Sin prisas, porque tengo mucho trabajo atrasado.

      Saludos.

      • Hugo Domingo Barzena Granja dice:

        Hola , me llamo Hugo Domingo Bárzena Granja , le escribí el 7 de Mayo de 2015 , su contestación fue que tenía algún archivo sobre lo relacionado en el escrito del Sr. Benito Alvarez , me comunicó sin prisas , creo que han pasado unos años y no volví a tener noticias suyas, no se si por olvido o por cuestiones de otra índole, pero me gustaría que retomara si es posible una contestación , se lo agradecería que me dijera si o no, si tiene o no información , es importante para mi familia , muchas gracias.

  5. Efectivamente, me olvidé. Llevo casi 500 entradas publicadas en este blog, que no es otra cosa que un servicio a la sociedad que no me renta nada.
    Evidentemente, yo publico mis artículos, libros, imparto conferencias y tengo una amplia actividad intelectual y laboral en varios campos. Muchas personas me preguntan cosas, respecto al blog, que procuro contestar, y buena parte quiere que yo haga la investigación por ellos. Bastantes de esas personas a quienes contesto se olvidan de agradecerlo y otros, a quienes pido me envíen su trabajo cuando lo terminen, también se olvidan de hacerlo. Y no debe olvidarse que el tiempo es el mejor regalo y que el tiempo es dinero.
    Le digo esto porque percibo cierta exigencia en su comentario que me parece improcedente. De todos modos, y dado que me consta su interés y su buena voluntad, le voy a contestar a su correo personal con los datos que tengo de B. A., que tampoco son muchos.

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