VAL Y SAMOS, Mariano Miguel de, Madrid, 03-08-1875 / Madrid, 07-08-1912
Seudónimos: Francisco Larrosa / Policronio / Martín de Samos
Fue el primogénito del matrimonio formado por un abogado de Morata de Jalón y una terrateniente natural de Lanjarón (Granada) y sobrino del prestigioso escritor y militar borjano Romualdo Nogués. Nació en Madrid pero pasó toda su vida entre la capital y Zaragoza, donde tenía casa en el número 6 del paseo de la Independencia. Casado con una sobrina suya, zaragozana, varios de sus hijos vinieron al mundo en la capital del Ebro. Además, disfrutaba de los veranos en su torre de San Miguel, ubicada en Morata. En distintos documentos se autoproclama aragonés y fueron muchas las empresas regionales en las que intervino.
Licenciado en Letras y Derecho por la Universidad Central, ejerció la abogacía pero, desde su época de estudiante, participó en la prensa y tuvo afición a los versos. Dirigió el zaragozano Diario de Avisos y, en Madrid, la revista Letras de Molde. También colaboró en Heraldo de Aragón, desde cuyas páginas apoyó el Modernismo, así como en varias de las publicaciones más importantes de su tiempo, como los diarios El Imparcial y El Liberal, y las revistas Nuevo Mundo, La Ilustración Española y Americana, La Ilustración Nacional, Vida Nueva y Por Esos Mundos. Fue un muy eficiente secretario y director del Ateneo madrileño, fundó la revista de esta institución, Ateneo, en la que dio entrada frecuente a temas y escritores aragoneses y publicó numerosas colaboraciones. También creó el sello editorial Biblioteca Ateneo, en el que se publicaron títulos como Poema de otoño de Darío. En 1910, impulsó la creación de una nueva Academia de la Poesía Española que, aunque apoyada por las instituciones, tuvo, como su inspirador, corta vida.
Pese a lo breve de su trayectoria, fue, sin duda, uno de los animadores más inquietos de un periodo cultural enormemente rico. Hombre de posibles y reconocida probidad, emprendedor, con don de gentes y alta vocación literaria, alternó con los escritores, políticos y próceres más significados de su tiempo. Su firma estuvo presente en publicaciones allende el Atlántico y fue representante en España de la popularísima revista bonaerense Caras y Caretas. Mantuvo excelentes relaciones con Amado Nervo y Rubén Darío, al que ayudó y con quien se carteó con frecuencia. El genio de Metapa le dedicó el «Poema del otoño» de sus Cantos de vida y esperanza (1905) y lo elogió cumplidamente. Como contrapartida, Mariano Miguel de Val fue secretario de la legación de Nicaragua, cuya sede se ubicaba en su propia casa de la calle de Serrano.
Sus libros son de difícil consecución. A pesar del calificativo de Artículos que acompaña a los títulos de sus primeras obras, éstas son conjuntos de narraciones breves, de carácter costumbrista, tal vez aparecidas en publicaciones periódicas con anterioridad. Beatriz de Val Arruebo, bisnieta de este autor y que ha realizado una tesis sobre él, ha descubierto que sus primeros títulos los publicó muy joven, con el seudónimo de Francisco Larrosa. Vital Aza firmó una carta-prólogo en verso en Trompetazos y Prosa barata, dedicado a su paisano Mariano de Cavia, contiene catorce cuentos de carácter costumbrista y no mala traza. Más significativa es su obra posterior. Calvo Carilla, que lo considera como uno de los más influyentes consolidadores del Modernismo en España y ha estudiado su obra, califica su primer poemario de «adolescente y confusamente heterogéneo» aunque encuentra en él «una moderna hipersensibilidad y una precoz artificiosidad lingüística». La Edad dorada, ya decididamente modernista, es un amplio y variado exponente de temas de la época, a los que fue muy permeable. Por su parte, Policromías tiene un tono satírico-humorístico más cercano a otra consistente moda del momento: la copla, sobre la que el autor escribió con agudeza. Eduardo de Ory incluyó a Val en su antología, Musa Nueva (1908) y García Mercadal, en Cuentistas aragoneses en prosa (1910). También, es uno de los líricos aragoneses antologados por la colección Los Poetas en 1928. Es posible, sin embargo, que sus mayores aciertos se encuentren en sus críticas y ensayos literarios. Al morir, a consecuencia de un cáncer, dejó inéditos una novela, obras de teatro en colaboración con Pamplona Escudero y una colección de poemas.
OBRAS
–Borrones. Artículos (relatos, con el seudónimo de Francisco Larrosa), Zaragoza, Ramón Miedes, 1892.
–Trompetazos. Artículos (relatos con el seudónimo de Francisco Larrosa), Zaragoza, Ramón Miedes, 1893.
–Prosa barata. Cuentos de mi cosecha (con el seudónimo de Francisco Larrosa), Zaragoza, Ramón Miedes, 1893.
–La docena del fraile. Artículos, cuentos y ripios (con el seudónimo de Francisco Larrosa), Zaragoza, Ramón Miedes, 1896.
–Ensayos (poesía), Oñate (Guipúzcoa), Impr. de M. Raldúa, 1896.
–La Edad Dorada (poesía), Madrid, Imp. de Bernardo Rodríguez, 1905.
–Las dos luces (diálogo en verso), Madrid, Imp. de Bernardo Rodríguez, 1905.
–La poesía del Quijote (discurso), Madrid, Imp. de Bernardo Rodríguez, 1905.
–Los novelistas en el teatro (tentativas dramáticas de Doña Emilio Pardo Bazán), Madrid, Imp. de Bernardo Rodríguez, 1906.
–Alfredo Vicenti, poeta (semblanza), Madrid, Ateneo, 1907.
–Policromías (versos festivos, escenas, cuentos, letrillas satíricas; con el seudónimo de Policronio), Madrid, Imp. de Bernardo Rodríguez, 1907.
–Teatro de Martín de Samos (incluye las adaptaciones de la obra de Espronceda El burlador de Salamanca y de la ópera El barbero de Sevilla) -con Adolfo Bonilla-, Madrid, Imp. de Bernardo Rodríguez, 1908.
–De lo bueno y de lo malo (críticas), Madrid, Imp. de Bernardo Rodríguez, 1909.
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Mariano Miguel de Val, junto a Pérez Galdós y un joven