En estos tiempos amargos para el club zaragozano, me animo a recuperar este artículo porque en los años transcurridos desde su publicación, nada ha cambiado en la clasificación de los máximos goleadores zaragocistas. Al final*, incluyo lista con los jugadores que han llegado a los 35 goles en partidos oficiales con el Real Zaragoza, y añado los tres más efectivos (Azón, Vada y Zapater) del triste equipo actual.
Este artículo fue publicado con el título «Goleadores» en el libro publicado con motivo de la exposición que, en el Palacio de Sástago, conmemoró el aniversario de la institución, Los años magníficos. 1932-2007. 75 aniversario del Real Zaragoza, Zaragoza, Fundación Real Zaragoza, 2007, pp.171-190.
Marcelino rematando de cabeza
Cualquiera que haya jugado al fútbol y hasta quienes no lo han hecho pero lo viven con la misma intensidad, cuando se ponen a imaginar jugadas, a fabular partidos en sus momentos de descanso o en aquellos que preceden al sueño, lo que reproducen en su mente son goles: el cabezazo con violento giro de cuello, el tiro al borde del área que entra raso y esquinado, la volea de hierro o de seda, goles de vaselina, de cuchara -ahora llamados de chilena- olímpicos, de tacón y hasta de churro o chiripa. No hay que convencer a nadie de que el fútbol es gol y todo su complejo formulario tiene ese único fin: que un objeto desplazable por la fuerza muscular –o por el viento- penetre en el espacio que abarcan dos palos clavados en tierra unidos por otro en su parte superior.
El introducir el balón en la puerta significa el cumplimiento de un fin, más bien masculino, y muchos goleadores han dicho que la sensación de meter un gol es parecida a las del orgasmo. Aunque haya habido jugadores que se lo tomen con alguna melancolía, como el atlético Gárate o ese indio triste y genial que atiende por Román Riquelme.
Al menos desde los magníficos, a despecho de obviables y pantanosas temporadas, el Zaragoza ha sido un equipo goleador. Es harto sabido que el público zaragozano es más que difícil y que aquí no se puede plantear un partido a la defensiva, “especulativo” y de pases atrás porque se pela al entrenador, al presidente y a la madre del extremo. Así, el Zaragoza no ha sido un club de porteros que, en bastantes temporadas, han sido una cruz que ha sobrellevado el equipo, sino de delanteros. Algunos despuntaron tan pronto que no tuvieron tiempo de meter muchos goles. Por ejemplo, el sucesor de Marcelino, Bustillo, al que pronto se llevó el Barcelona y llegó a internacional hasta que el típico hachazo, bien visible y homicida, de un jugador del Real Madrid –en este caso creo que fue De Felipe- lo retiró del fútbol.
Pero vayamos con quienes han quedado en la historia del Zaragoza como máximos exponentes del acierto ante la puerta, casi todos correspondientes al último medio siglo del club que es cuando éste empezó a dejar atrás su habitual mediocridad, sólo desmentida por los entrañables “alifantes”. Digámoslo ya y con la poderosa rotundidad que el caso exige. El máximo goleador de la historia del Zaragoza es Marcelino Martínez Cao, delantero centro llegado ¡cómo mediocampista! a Zaragoza con diecinueve años en 1959 y retirado prematuramente en 1970. A veces se habla de Murillo, que es el máximo goleador en primera división o de Pichi Alonso, que anda muy cerca, pero aunque en el número de goles totales no todos los estadísticos coincidan, Marcelino, sumando sus 73 goles en primera división, sus 29 de copa y sus 20 en competiciones internacionales, es el máximo goleador con 122 goles en diez temporadas. No sólo es el campeón en el total sino también en el terreno de la Copa –entonces del Generalísimo- y en el de los partidos internacionales.
Los goles de Marcelino fueron de todos los colores pero, evidentemente, su especialidad era meterlos con la cabeza. Suyo es el gol más importante de la selección española a lo largo de todo el siglo XX: el que significó el triunfo ante Rusia en la Eurocopa de 1964. Como este gol -un escorzo espectacular lanzándose a media altura, esquinado y más allá del área pequeña- metió muchos en el Zaragoza. En los saques de esquina era increíble ver cómo un jugador, que rondaba el 1.70 de estatura, se situaba en el ángulo del área opuesto al lanzamiento y, tras corta carrera para tomar impulso, buscaba y encontraba el balón que remataba en cualquier posición y con la máxima potencia. Marcelino, con Zarra, César, Kocsis, Santillana y pocos más, ha sido uno de los más grandes cabeceadores del fútbol en España. Marcelino llegó a ser una especie de mito o, como se dice hoy, de historia urbana en Zaragoza. Su Volvo rojo, sus juergas, sus galanteos, sus negocios… eran comidilla popular en un tiempo en que todo aquello estaba al alcance de muy pocos. El único autógrafo que he solicitado en mi vida, con once o doce años, se lo pedí a él.

Marcelino, como algún otro de los “magníficos”, tuvo una pronta decadencia y sus últimos años no fueron brillantes. Luego sufrió otros problemas personales y ahora vive en Ares, su galaico pueblo natal. Cuando hace unos años se le quiso entregar el título de máximo goleador de la historia del Real Zaragoza, me contaron que pidió dinero por venir, con lo cual se decidió entregárselo a Murillo, máximo goleador liguero, que falleció poco después. Sea como fuere, los zaragocistas que vieron jugar a Marcelino saben que no hemos tenido otro delantero centro tan espectacular, tan personal, tan brillante y -números cantan- tan efectivo. Joaquín Murillo, de la etapa inmediatamente anterior, llegó a coincidir con Marcelino e incluso jugaron varias temporadas juntos. Había venido en 1957, procedente del Valladolid, con 25 años, y estuvo siete temporadas. Ya se dijo que es el mayor goleador en primera división del Zaragoza con 90 goles. Con 16 en copa y 7 en partidos internacionales, llegó a 113. Hay que señalar que en el cómputo general de los goles totales de la liga en primera división, los jugadores zaragocistas no andan en los puestos de cabeza
Murillo, en el puesto 24, es el primero con sus 132 goles, contando con los que consiguió en el Valladolid, lejos de los 252 del gran Telmo Zarra, máximo goleador español, y no digamos de los más de 400 del genial Leo Messi. El barcelonés, apodado “El Pulpo” y “El Patas” por su forma poco elegante de correr, era, sin embargo, un gran delantero que tenía el gol en su cabeza, estuviese en la posición que fuera. Con su bigotillo recortado y aspecto de galán de los cincuenta, marcó el primer gol en partido oficial en La Romareda –en el amistoso de inauguración con el Osasuna lo había logrado aquel buen extremo que se llamó Vila- y en su primera temporada obtuvo 15 goles, sólo a cuatro del “pichichi”, Di Stéfano. En cinco de sus siete temporadas en Zaragoza fue su máximo goleador y ostenta el mejor promedio del club en la liga: 0,59 goles por partido. En la temporada 1961-1962 sólo fue superado por el gran Seminario, pero metió 19 goles en la liga. Sólo en la última, en que apenas jugó, se vio superado por varios de los magníficos, que ya destellaban. 
Pichi Alonso llegó a Zaragoza en la temporada 1977-1978, tras el descenso a la segunda división, procedente del Castellón, donde ya había destacado como goleador. Menudo de cuerpo, con cara de buen chico y de aspecto frágil, no parecía para nada un killer del área y de hecho, en sus once primeros partidos de liga ni mojó ni ofreció un juego ni siquiera mediano. Pero Arsenio supo mantenerlo en la titularidad y en esa temporada ya consiguió 21 goles, casi la tercera parte de los obtenidos por el Zaragoza en esa Liga de segunda división. En sus cuatro restantes temporadas consiguió setenta más, lo que da un excelente promedio de más de 18 goles por temporada en una época en que los resultados eran todavía más rácanos que hoy. Ostenta el récord de más goles en un sólo partido por los cinco que le marcó al Español (8-1) en la jornada 22 de la temporada 1978-1979. Pichi Alonso marchó traspasado al Barcelona, donde siguió marcando goles casi siempre que jugaba pero no se le dieron demasiadas oportunidades.

Miguel Pardeza ocupa el cuarto lugar en la clasificación total con 98 goles en 11 temporadas. Una pena que, por dos, no llegara a la centena. Tras Murillo, es también el segundo máximo goleador en primera con 76 goles. Pardeza ya no fue delantero centro como los anteriores, aunque Alonso también tenía tendencia a jugar por las bandas, pero sí fue el jugador en punta, al que se encomendaba el equipo en horas difíciles. Él sólo solventó muchos partidos en una época en que el Zaragoza no contaba con buen equipo. Muy joven y procedente del Madrid, donde era considerado el jugador de más futuro, llegó cedido a mitad de temporada 1985-1986 y, por su juego técnico, arriesgado y fulgurante, se convirtió en un icono de la afición del Zaragoza. La inesperada consecución de la Copa del Rey culminó la temporada pero a la siguiente fue llamado por Benhakker para jugar en el Real Madrid. Allí tuvo que competir con Hugo Sánchez, en esa época segundo goleador total de la liga española, tras Zarra, y con otro icono de mayor popularidad que él, Butragueño. A pesar de que cuando jugó en el Real Madrid lo hizo bien y metió goles, apenas fue alineado y decidió volver al Zaragoza, donde fue, durante los años malos, la estrella y, durante los buenos que llegaron después, el capitán que levantó la copa en el mayor éxito deportivo del Real Zaragoza, la Recopa de 1995.
Un canario, perteneciente al equipo de los magníficos y del que siempre se ha hablado poco, figura empatado con Pardeza en el cuarto puesto de los goleadores del Real Zaragoza, con 98 goles en 9 temporadas. Eleuterio Santos Brito llevó el 8 en la camiseta y fue, sin duda, el jugador menos brillante de aquella delantera pero, para muchos, fundamental en la misma por su trabajo oscuro, su brega constante y su capacidad de sacrificio. Pero es que, además, sus números goleadores lo acreditan como un jugador más que importante. Procedente del Tenerife, Santos llegó en marzo de 1963 cuando la temporada iba vencida. El interior fue lentamente a más y acabó siendo el que sobrevivió al resto de los magníficos. Con Marcelino es el goleador de la Copa con la friolera de 28 goles.
Los jugadores que van del puesto 5 al 10 son también nombres clásicos en la historia del Zaragoza. Los 80 goles de Poyet, el corajudo uruguayo tan querido por la afición del Zaragoza y que tanto creció como jugador desde su llegada al equipo hasta su marcha al Chelsea londinense, dejando también el título de haber sido el extranjero que más partidos ha jugado con el equipo; los 77 de Arrúa, un genio del fútbol y, como tantos de ellos, caprichoso; los 76 de Higuera, el ideal complemento de Pardeza en las temporadas más brillantes del Zaragoza posterior a los Magníficos; los 72 del inefable, futbolística y personalmente, Jorge Valdano, en sólo cinco temporadas y los 70 de Juan Manuel Villa, un mago del regate y capaz, cuando estaba inspirado, de hacer las cosas más increíbles en un campo de fútbol.
Vendrían luego los 69 de Señor, con mayor mérito, por ser un centrocampista; los 67 del “zaraguayo” Amarilla en sólo cuatro temporadas; los 66 de Mariano Uceda, casi todos en la triste época de la tercera división; los 62 de Carlos Lapetra, para muchos el jugador de más clase que ha jugado en el equipo, los 59 de Yordi, al que, si hubieran dejado jugar más, estaría muy cerca de los primeros puestos; o los 56 de Canario, llamado también “Pajarito”, un extremo derecha que llegó procedente del Real Madrid, con el que había ganado la Copa de Europa. Aunque con muchas cualidades de extremo clásico, Canario destacaba por su potencia y capacidad goleadora. Su jugada más típica era llegar en diagonal al ángulo del área y, nada más penetrar en ella, lanzar un potente tiro cruzado que muchas veces se convertía en gol. Así como la especialidad de Yordi era el remate de cabeza y la de Señor, el disparo raso y seco desde fuera del área.
Respecto al mejor promedio de goles en referencia a partidos totales jugados, sigue siendo el de Juan Seminario, el peruano genial que, en 47 partidos entre liga y copa, obtuvo 36 goles (0,76 por partido). Además, con 25 goles en la temporada 1961-1962, a cinco de sus seguidores, nada menos que Evaristo y Puskas, fue el único “pichichi” de la historia del Real Zaragoza. Verdaderamente, a partir de la posibilidad de sustituciones, los promedios tendrían que hacerse con minutos mejor que con partidos pero es una labor que, al parecer, aún no han emprendido los estadísticos o, al menos, no la han hecho pública. Hay que decir que los dos grandes historiadores del Real Zaragoza, el que fue también estupendo presidente Ángel Aznar y el buen periodista Pedro Luis Ferrer, difieren a veces, aunque a menudo sea mínimamente, en sus cómputos. Grandes promedios obtuvieron también los mentados Joaquín Murillo y “Pichi” Alonso y, también, un jugador que no estuvo más arriba en la clasificación por jugar apenas dos temporadas y media en el Zaragoza, Milosevic, también máximo goleador de la Eurocopa del 2000 con su selección, un auténtico lujo que el equipo no se pudo permitir mucho tiempo.

Excelente promedio consiguió también Diego Milito, que con tres temporadas –y no completas, pues en la primera se incorporó tarde- figura en el puesto 16 de los goleadores zaragocistas con 61 tantos. De ellos, 53 en liga y 8 en copa. Su última temporada, con 23 goles, es la más brillante de un goleador zaragocista en la liga, exceptuando la del “pichichi” Seminario.
También habría que destacar los goleadores en los partidos más importantes en la historia del fútbol zaragozano, desde el inaugural de Rolloso, el 20 de marzo de 1932, en el partido amistoso frente al Valladolid (4-0) que abría la historia del nuevo club. Este mismo jugador obtuvo el primer gol en partido oficial el 25 de noviembre de 1932 en el partido con que se iniciaba el trofeo mancomunado y que se perdió (1-3) con el Donostia. El primer gol en la 3ª división, en la que jugó el Zaragoza esa temporada, fue de Bilbao y el primer gol en la copa, de Tomás Arnanz, un goleador (48 tantos con el Zaragoza) que jugaba con la cabecica atada. En la temporada 1934-1935 se jugó en segunda división y fue Ortúzar quien obtuvo el primer gol en esa categoría.
En primera división fue Antón –cedido por el Oviedo y que jugaba con boina calada- quien metió el primer gol (minuto 10) en el campo de Torrero el 3 de diciembre de 1939 en que se ganó por 3-2 al Osasuna. La boina o el pañuelo atado alrededor de la cabeza no tenían únicamente una finalidad estética, por cubrir la calvicie, en el caso de Antón o por retener el sudor, sino que servían para atenuar el impacto del balón cuando se golpeaba con la cabeza. Aquellos pelotones de cuero endurecido pesaban como sacos y, si llovía o era la del cosido la parte que impactaba con la frente, el golpe era terrible. Zarra contaba como en los entrenamientos para perfeccionar su remate de cabeza llegaba a sangrar.
Pocas efemérides hay que resaltar hasta la entrada en la Copa de Ferias. El primer partido internacional fue contra el Glentoran de Belfast, celebrado en esta ciudad norirlandesa y el primer goleador, Duca. Los magníficos Lapetra y Villa fueron quienes marcaron los goles en el primer título nacional, la Copa, ganado por el equipo al vencer al Atlético de Madrid por 2-1, el cinco de julio de 1964. Unos días antes, el 24 de junio, se había ganado en Barcelona la Copa de Ferias, al vencer al Valencia por 2-1, con goles de Villa y Marcelino. El gol número 1.000 en primera división fue marcado por «Lobo» Diarte en partido contra el Elche, el 20 de abril de 1975. ¡Qué decir que no se haya dicho del gol de Nayim en la final de la Recopa! Seguramente es el más importante en la historia del club pero lo que resulta de todo punto insólito es que, además de esa trascendencia, sea uno de los goles más bellos, difíciles e increíbles que se puedan ver en un campo de fútbol. Y, además, ¡en el último segundo del partido! Los zaragocistas entendieron esa casi imposible coincidencia como una predestinación y un milagro.
No sería de justicia dejar de citar otros goleadores que, por haber jugado pocos partidos, no figuran en los puestos altos de la estadística pero que dieron altas satisfacciones a los aficionados: Esnaider, autor del primer tanto en la final de la Recopa parisina y con un total de 54 marcados en tres temporadas; Juanito Ruiz, el mejor artillero (52 goles) de los primeros tiempos del Real Zaragoza; Chaves, el máximo goleador zaragocista en segunda división -41 tantos- más 3, en primera. Una lesión, mal tratada y peor llevada, le hizo retirarse prematuramente aunque se convirtió en uno de los más agudos secretarios técnicos que ha tenido el club. Ocampos «Cara Rota», el paraguayo que tantas batallas épicas libró con los defensas más duros del campeonato. David Villa, un jugador fenomenal que en dos temporadas consiguió 40 goles y que, todavía muy joven, se ha convertido en el mejor delantero español del presente; Duca, brasileño de gran clase del que recuerdo, en uno de los primeros partidos que televisaron al Zaragoza, una justiciera patada en el culo nada menos que a Di Stéfano y en el Bernabéu. O Planas II, un medio de gran calidad que consiguió 38 goles, pese a su posición en el campo y a que tuvo que retirarse prematuramente por una lesión. Aragón, Rubén Sosa, García Castany, Diarte, Bello II y Wilson son otros jugadores, que superaron los 35 goles y cuya sola enunciación nos evoca la historia del club en distintas etapas.
Y, para terminar, una ristra de deseos: Que veamos partidos con muchos tantos, que se recuperen los promedios goleadores de antaño, que un jugador del Zaragoza vuelva a conseguir el Pichichi de Primera División, que se incorporen los medios tecnológicos al fútbol para que los equipos no estén al albur de los intereses de los poderosos, que se arbitren sistemas, como en la NBA, que permitan mayor igualdad a los contendientes en las diversas competiciones. Que, también como en el baloncesto, se implante el reloj que sólo corra cuando hay juego real para desterrar las pérdidas de tiempo, lesiones simuladas, triquiñuelas y recursos de pícaro que favorecen a los más marrulleros. Y que todos lo veamos sin olvidarnos de que eso tan bello que llamamos fútbol no es lo más importante de la vida.
Jugador Goles – Temporadas*
1-Marcelino: 122 10
2-«Pichi» Alonso: 120 5
3- Murillo: 112 7
4- Pardeza: 98 11
5- Santos: 93 9
6- Poyet: 80 7
7- Arrúa: 77 6
8- Higuera: 76 9
9- Valdano: 72 5
10-Señor: 69 8
11-J. M. Villa: 69 8
12-Amarilla: 67 4
13-Mariano Uceda:66 4
14-Canario: 64 5
15-C. Lapetra: 63 10
16-Diego Milito: 61 3
17-Yordi: 59 8
18-Ewerthon: 57 4
19-Esnaider: 54 3
20-Juanito Ruiz: 52 7
21-Tomasín Arnanz: 48 4
22-Milosevic: 46 3
23-Ocampos: 46 5
24-Chaves: 44 4
25-Aragón: 44 10
26-Rubén Sosa: 42 3
27-Duca: 41 7
28-David Villa: 40 2
29-García Castany: 39 6
30-Planas II: 38 9
31-Seminario: 37 2
32-Diarte: 37 3
33-Bello II: 36 3
34-Wilson: 35 4
*Nota del 15 de abril de 2023: De los jugadores actuales del equipo, el máximo goleador en partidos oficiales es Azón, con 13 goles, en las dos temporadas que ha pertenecido al club. Después, Vada y Zapater con 11 goles en dos y diez temporadas, respectivamente.
Marcelino marcando el gol del triunfo sobre Rusia en la Eurocopa de 1964