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La artista española más famosa internacionalmente en el siglo XX, Raquel Meller. Raquel o Francisca Marqués, nació en 1888, el mismo año que los escritores Raymond Chandler, Vicky Baum, Georges Bernanos, Thomas Sterns Eliot, Max Jacob, Ramón Gómez de la Serna, Benjamín Jarnés, Thomas Edward Lawrence, Ramón López Velarde, Katherine Mansfield,  Paul Morand, Carlos Morla, Eugene O’Neill, Ramón Otero Pedrayo, Fernando Pessoa, José Eustasio Rivera, Ungaretti… o que su amigo el periodista, José Amich Bert «Amichatis», artistas como Maurice Chevalier, Harpo Marx, Lola Membrives, Margarita Xirgu, pintores como Giorgio de Chirico, ajedrecistas como Capablanca, gente dedicada a la causa político-social de forma tan diferente como Ángel Pestaña y John Foster Dulles o que las feministas Halma Angélico y Clara Campoamor.

Doy esta fatigosa relación, que podría proseguir, por mostrar la riqueza y variedad del tiempo histórico que le tocó vivir a Raquel que, por cierto nació también el mismo año que mi abuela paterna, a la que nunca oí cantar, pese a su larga vida. Sí, a mi abuela materna, nacida en 1903, que sí cantaba cuplés de Raquel Meller, Mercedes Serós o La Argentinita.  

El artículo figura en mi agotado libro, Raquel Meller y su tiempo (1992).

Raquel Meller_El Cine002

 Raquel Meller también fue durante quince años nuestra artista más cotizada en este medio.  Ya en 1916 la revista Arriba el telón en su número del 27 de Abril se refiere a «esa cabecita loca que quiere impresionar películas» y reproduce una foto con este pie: «RAQUEL MELLER que va a dedicarse a la película impresionando una serie de ‘films’ deportivas» (sic). Que se sepa, aunque dada la incuria en que se ha tenido hasta hace poco el estudio y catalogación de nuestro cine mudo todo es posible, estas películas no se llegaron a rodar.

    Su primera aparición se produce en 1919 -otro año crucial para ella: matrimonio, debut en el Olympia parisino e inicios cinematográficos- con el film Los arlequines de seda y oro, serial en tres episodios con un total de 242 minutos que relata el socorrido romance entre gitana y torero sin obviar ninguno de los reductos donde se asienta el tópico. Los marbetes que rotulan cada una de las tres partes del culebrón pueden dar idea de la clase de melodramón que el ávido espectador podía degustar:  El nido deshecho, La semilla del fenómeno y La voz de la sangre. Asunción Casals, A. Rodríguez, Francisco Aguiló, Luis Oliván, Juana Sanz, Carlos Beraza y José Martí fueron los demás actores principales y también tuvo un papel su hermana Tina. Guión y argumento pertenecían a José Amichatis, seudónimo de Ricard Amic Bert, periodista y comediógrafo autor de más de cien piezas. La dirección  fue de Ricardo Baños, uno de los pioneros de nuestro cine, y la fotografía de su hermano Ramón. Se estrenó a fines del mismo año en el cine Eldorado de Barcelona y el 6 de Enero de 1920 en el cine Gran Vía de Madrid, hoy Palacio de la Prensa, obteniendo un gran éxito, favorecido por la categoría de los cines donde fue proyectada. En el extranjero la película se llamó La gitana blanca, nombre con el que figura en algunos trabajos sobre la artista, como en el artículo cuajado de errores que trae el Espasa. Esta primera película se conserva en los archivos de la Filmoteca Nacional, lo que no ocurre con todos los filmes protagonizados por Raquel.

 El éxito de su primer trabajo para el cine y su triunfo en París suscitan la llamada de Henri Roussell para protagonizar Los Oprimidos, también llamada Rosa de Flandes, en 1922. El argumento, que se desarrolla en los Países Bajos durante la dominación española, originó algún reparo en Gómez Carrillo que habló de leyenda negra y de las consabidas antiespañolías en un artículo, luego reproducido en el libro El reino de la frivolidad, que precisamente tituló «Españoladas cinematográficas». Concretamente, el escritor se quejaba de unas líneas de la publicidad francesa en las que se decía: «…admirarán al conde de Requesens; odiarán al Duque de Alba.» Aunque en el artículo no se citaba a Raquel, entonces ya separada, ésta contestó con una violenta réplica en la revista El Cine en la que Carrillo no quiso entrar respondiendo con elegancia y buenas palabras.

 La película, que en un principio despertó considerable expectación llegando a ser proyectada en catorce cines parisinos durante un mismo día, después no siguió el mismo rumbo y sólo llegó a salvarse por la actuación de la protagonista. En España -recién estrenada la dictadura primorriverista- fue prohibida su proyección por el aludido ribete de leyenda negra al que tan adversos suelen ser quienes más méritos hacen para inspirarla. Por fin se estrenó en 1924.

raquel-los-oprimidos

 En 1923 interpreta uno de sus más famosos filmes, Violetas imperiales, con el mismo director y André Roanne de coprotagonista. Rodada en Sevilla constituye un tópico melodrama de gitanas, reinas, amores y celos que -como podía esperarse- caló en el público. La interpretación de Raquel fue ponderada por la crítica.

 Su cuarta película es La tierra prometida también dirigida por Henri Roussell y en la que de nuevo trabaja su hermana con el nombre de casada, Tina de Izarduy. Se trata de otro melodrama en el que la Meller forma parte de una familia judía con tensiones sentimentales y económicas que acaban favorablemente pudiendo así tomar el camino de la «tierra prometida». Aquí la artista interpreta a una mujer de la clase alta con lo que tocaba un registro que faltaba en su filmografía. Ya había sido gitana y heroína histórica; ahora, mujer del gran mundo. La película, muy promocionada, también obtuvo el favor del público en una época en la que empezaba a tomar visos preocupantes el antisemitismo. En agradecimiento, los judíos de Tánger recibieron a Raquel, llegada a esa ciudad, sembrando de violetas las aguas de la bahía. Ya La violetera, refrendada por su tercera película, se había convertido en un símbolo.

La tierra prometida010

 De 1925 es Ronda de noche de Marcel Silver, otro melodrama de gitanos y aristócratas basado en una obra de Pierre Benoit. Y del año siguiente Nocturno, un film intrascendente del mismo director que fue estrenado el 11 de mayo de 1927 en el Teatro de la Comedia de Madrid a beneficio de la Liga contra el cáncer actuando personalmente la propia artista y con asistencia de la familia real.

 También de 1926 es Carmen, otro de sus grandes triunfos. Dirigida por el belga Jacques Feyder siguiendo la famosa novela de Merimée, prototipo convencional de lo español. Financiada por Albatros, una firma propiedad de rusos blancos exiliados y rodada en Francia y Andalucía, abundaron los problemas en el rodaje: Raquel, ya en su papel de intocable estrella, no quería adaptarse a la personalidad de la protagonista y trataba de aparecer como una mujer ejemplar y virtuosa. Conocida y verídica es la anécdota: una mañana en Ronda y con seiscientos figurantes aguardando bajo un sol propio de la tierra, la actriz se negaba a representar un beso que juzgaba inoportuno. El director se avino a argumentar la necesidad de respetar la trama de la obra a lo que Raquel contestó: «Me importa un bledo lo que piense el señor Merimée. Ahora mismo le telefoneamos y que cambie el argumento». Sin embargo, Feyder y la crítica quedaron muy satisfechos de la interpretación que compartió con Louis Lerch, Víctor Vina y Gastón Modot.

 De 1928 es La Venenosa, dirigida por Roger Lion y con Silvio de Pedrelli como partenaire sobre una novela de El Caballero Audaz quien cuenta cómo hubo de pagarle un millón y medio de francos por avenirse a interpretarla, ya que su solo nombre era garantía de éxito. Sin embargo, este delicado film estrenado en el Palacio de la Música el 26 de Octubre de 1928 es su última incursión en el cine mudo y con él se despide del séptimo arte hasta la «remake» de Violetas imperiales.

 Entre finales de 1926 y principios de 1927 (otros, equivocadamente, dan la fecha de 1930), Raquel inaugura el cine sonoro en nuestra lengua. Durante su estancia en los Estados Unidos había filmado con la Fox Film Movietone cuatro canciones, como fue costumbre en los inicios del cine hablado. En este caso fueron “Tarde de Corpus”, “La mujer del torero”, “El noi de la mare”, y “Flor del mal». Esta última parece que es la primera prueba que se registró en español para el celuloide del naciente sonoro, aunque estas pruebas no fueran comercializadas[1].

R.Meller-Portada Cine-Miroir

 La aparición comercial del cine sonoro con la proyección de  El cantor de jazz de Alan Crosland el 6 de octubre de 1927 en el Warner Theatre de Nueva York supuso la definitiva desaparición del cine mudo un par de años más tarde. Sin embargo, este hecho que pareciera debía favorecer la carrera de los intérpretes que además eran cantantes tuvo poca incidencia en la trayectoria fílmica de Raquel que sólo estrena una película más.

 La versión sonora de Violetas imperiales es de 1932 y fue rodada en el Pueblo Español de Montjuich. Igualmente dirigida por Henri Roussell y con Suzanne Bianchetti, que también había hecho la primera versión, en el otro papel principal como Eugenia de Montijo. Por cierto, la verdadera emperatriz había muerto en 1920 a la muy provecta edad de 94 años por lo que no puede ser cierto el dato que refiere Lladó, uno de los biógrafos de la Meller: el regalo por parte de la emperatriz de dos sombrillas, una con mango de marfil y otra con el puño de brillantes. Lo que sí es veraz es que las sombrillas fueron regaladas a Raquel, seguramente por alguna de las descendientes de la emperatriz y aquélla las lució en la película. Hoy figuran en manos de coleccionistas particulares.

 Georges Peclet, Emile Drain, Paule Andral, Louise de Mornand, Robert Dartois, Carlotta Conti, Pierre Gerald, Víctor Vina, Carlos Sanmartín y Margueritte Charles son el resto de los actores. Fedote Bourgassoff y Raoul Aubourdin, los fotógrafos. La actriz canta entre otras “Doña Mariquita”, “Gitana, gitana”, “La pena” y “La violetera”.

Violetas imperiales012

 Aquí se acaba el periplo cinematográfico de Raquel pues Lola Triana, comenzada en 1936 en una finca de Juan Pedro Domecq cercana al lugar donde se perpetró la terrible represión de Casas Viejas, con argumento de José María Pemán y música de Moreno Torroba -¡buenas amistades!- fue interrumpida por el estallido de la Guerra Civil. Tampoco llegó a filmarse una versión cinematográfica de Terra baixa, la famosa obra que su ex-amigo  ex-admirador Angel Guimerá había estrenado en 1896 y que había sido traducida a varias lenguas y hasta convertida en ópera[2].

 Sólo queda reseñar el famoso ofrecimiento de Chaplin para que interpretara a Josefina de Beauharnais en la película Napoleón que pensaba filmar entonces (1926) y por lo que le ofreció 400.000 dólares. Charlot, cuya madre había sido artista de varietés de baja estofa, había seguido la carrera de Raquel y tuvo ocasión de conocerla en 1926 durante su gira por Norteamérica; también coincidían en el ascenso desde muy humildes orígenes al estrellato. La artista no pudo aceptar por los contratos que ya tenía apalabrados pero el impacto que debió producir en el genial cómico se constata en que, tanto el personaje femenino como la música que eligió para Luces de la ciudad, una de sus obras más reconocidas, traen el recuerdo de Raquel, la violetera. Otros testimonios, como el de Zúñiga, aseguran que también para esta película Charlot intentó contratar a Raquel como protagonista y así lo han repetido muchos. No creo que esté documentado sino que parece uno de esos bulos que al circular se hacen ley.[3]

 De cualquier modo, puede decirse que Raquel no explotó totalmente en el cine ni su portentosa fama mundial ni sus facultades de actriz que la convirtieron en la intérprete más famosa de su tiempo y que tanto le sirvieron para su singularidad escénica ni siquiera se sirvió, en el cine sonoro, de sus condiciones de «diseuse». Cuando Raquel llegó a Hollywood muchos -entre otros, Rodolfo Valentino- pensaban en lo descabellado de intentar el triunfo en un país en el que nadie sin saber inglés hacía carrera. Sin embargo, diversos testimonios abundan en que su éxito fue inenarrable y que precisamente la canción preferida fue “Digui-li que vingui” de la que ni siquiera se sospechaba que su título no fuese castellano. Los maestros del arte de la mímica con Chaplin a la cabeza admiraban a Raquel por lo que decía con el rostro, con los ojos, con las manos. Su interpretación en el corto Flor del mal fascinó a directores yanquis[4] y, sin embargo, no se convirtió en una actriz de fuste universal. Algo tendría que ver el malhadado carácter de la turiasonense en la cuestión. En 1935, a raíz de un tumultuoso homenaje que se le dio en un famoso teatro de la Gran Vía madrileña que duró una semana y en el que hablaron en su loor conocidos escritores, surgieron varios proyectos cinematográficos: una película de ambiente andaluz,  una serie de cortos con sus tonadillas más populares… Mario Parpagnoli, un italiano prófugo del fascismo, trotamundos por Europa y América hizo los guiones de las tonadillas, y esperaba el momento de empezar la filmación. No se llevó a efecto. El director no quiso ser dirigido por quien tenía el papel de obedecerle. Uno de los actores, presuntamente más manejable, tomó las riendas de la película. Fue lo mismo: No aceptaba vestirse de cortijera, peinarse a lo andaluz ni hablar con el acento de la tierra. Este proyecto y los demás hubieron de abandonarse.


[1] El Cine en su número 771 del 2 de Enero de 1927 trae la noticia de que la Fox la ha contratado «para cantar ante su nuevo invento, sempejante al ‘Vitaphone’ varias canciones… por 30.000 dólares… se proyectarán hermosas cintas naturales alusivas a la canción grabada por Raquel gracias al invento de la casa Fox».

  Meses más tarde, en el nº 787 del 12-V-1927, la misma revista dará cuenta de su estreno en Norteamérica: «Estreno del prodigioso ‘Movietone’, a base de la genial Raquel Meller: La primera presentación del ‘Movietone’ con el que el conocido empresario teatral y productor de películas cinematográficas William Fox hará la competencia al ‘Vitaphone’ de Warners Brothers ofrecerá un selecto programa cuyo coste sólo en sueldos de los artistas le significa la suma de 50.000 dólares. El atractivo principal lo constituirá la nunca bien ponderada artista española Raquel Meller».

Sin embargo, si queremos ser más precisos, la primera filmación en la que se cantó en español la protagonizó Conchita Piquer, bajo la dirección de Lee de Forest, el inventor del sistema Phonofilm y verdadero inventor y pionero del cine sonoro. Junto a otros 17 cortos, las canciones de Conchita fueron estrenadas en el cine Rivoli de Nueva York, el 15 de abril de 1923.

[2] Raquel anunció su interpretación en catalán a su amigo Amichatis. V. «En el cielo de París» en Popular Film, nº 334, (5 de enero de 1933). Cit. por Román Gubern, El cine sonoro en la II República (1929-1936), Barcelona, 1977, p. 77.

[3]  Sin embargo, en una entrevista de Rafael Martínez Gandía en Crónica 31-II-1935 ella afirma que retrasó el rodaje de la película hasta que, finalmente, rehusó.

[4] Vid. Fernández Cué, Baltasar, «Raquel Méller y el Cine», Cine Mundial Vol 2 nº 7. Julio, 1936.

Raquel Meller-Mon ciné

                                                                  F I L M O G R A F I A

1919-LOS ARLEQUINES DE SEDA Y ORO (LA GITANA BLANCA)

     (Serial en tres partes: 1ª El nido deshecho, 2ª La semilla del fenómeno, 3ª La voz de la sangre, con 242 minutos de duración total)

       Nacionalidad: Española

      Producción: Royal Films

      Argumento y guión: José Amichatis (J. Amich Bert)

      Dirección: RICARDO DE BAÑOS

      Fotografía: Ramón de Baños

 Intérpretes: Raquel Meller, Asunción Casals, A.  Rodríguez, Francisco Aguiló, Luisa Oliván, Juan Sanz, Carlos Beraza, José Martí, Tina de Izarduy.

 Estreno: Eldorado (Barcelona), Diciembre 1920.

 1922-ROSA DE FLANDES (LES OPPRIMÉS)

     Nacionalidad: Francesa      

     Producción: W. Elliot

     Argumento y dirección: HENRY ROUSSELL

     Intérpretes: Raquel Meller: Concepción de Playa-Serra,  Albert Bras: Don Ruy de Playa Serra, André Roanne: Philippe de Horne, Marcel Vibert: Don Luis de Zúñiga, Maurice Schutz: El Duque de Alba.

 Estreno: Goya (Barcelona). Goya y Cervantes (Madrid), 28 de Abril de 1924.

La rosa de Flandes

 1923-VIOLETAS IMPERIALES (VIOLETTES IMPERIALES)

     Nacionalidad: Francesa

     Producción: Roussell

     Argumento, guión y dirección: HENRY ROUSSELL

     Intérpretes: Raquel Meller: Violeta, Suzanne Bianchetti: Eugenia de Montijo, André Roanne: Hubert de St. Affremont, O’Kelly: Juan San-Juan: Manuel, hermano de Violeta, Jane Even: Condesa de St. Affremont, Claude France: Mlle. de Perry-Fronsac, Marie-Louise Vois: La marquesa, Mme. de Castillo: Señora de Montijo, M. Guilbert: Duque de Morny, Daurelly: Napoleón III, Mlle. Farnese: Duquesa de Mondovi, Brouette: Doctor Malavert, Girardo: José, Suzy Beryl: Una dama de honor.

 Estreno: Royalty (Madrid), 3 de Febrero de 1924.

Raquel Meller_Violetas imperiales 1924

 1924-LA TIERRA PROMETIDA (LA TERRE PROMISE)

     Nacionalidad: Francesa

     Producción: Meller-Roussell

     Argumento y dirección: HENRY ROUSSELL

     Intérpretes: Raquel Meller: Lia Sigulim, Tina de Yzarduy (Tina Meller): Esther Sigulim, André Roanne: André Olinsky, Maxudian: Moise Sigulim, Albert Bras: Samuel Sigulim, Georges Denebourg: Olinsky, Pierre Blanchar: El neófito David, Mme. Moret: Binnah, M.L. Vois: Mme. Sigulim

 Estreno: Royalty (Madrid), 10 de Noviembre de 1925.

1925-RONDA DE NOCHE (LA RONDE DE NUIT)

    Nacionalidad: Francesa

     Producción: International Films

     Argumento: Pierre Benoit

     Adaptación, guión y dirección: MARCEL SILVER

     Ayudante de dirección: David Evremond

     Fotografía: Gibory y Gondois

      Intérpretes: Raquel Meller: Estefanía, Leon Bary: Stello, Jacques Arnna: Duque Procope de Windisgraetz, Wladimir Gaidaroff: El padre, G. Dalleu: Su hombre de confianza, Albert Bras: Su otro hombre de confianza, Suzanne Bianchetti: La madre.

 Estreno: Real Cinema (Madrid), 13 de Abril de 1926.

 1926-NOCTURNO (NOCTURNE)

 Nacionalidad: Francesa

     Producción: Marcel Silver

     Argumento y dirección: MARCEL SILVER

      Intérpretes: Raquel Meller: Ella, Louis Lerch: Él

 Estreno: Teatro de la Comedia de Madrid, 11 de Mayo de 1927.

 1926-CARMEN

 Nacionalidad: Francesa

     Producción: Albatros

     Basada en la novela homónima de Prosper Mérimée

     Guión y dirección: JACQUES FEYDER

     Ayudante de dirección: Charles Barrois. 2º Ayudante en España: Francisco Cejuela

     Fotografía: Maurice Desfassiaux, Paul Parguet y Roger Forster 

     Decorados: Lazare Meerson

     Partitura de acompañamiento: Ernesto Halffter

     Supervisión: Alexander Kamenka

       Intérpretes: Raquel Meller: Carmen, Louis Lerch: Don José, Victor Vina: El Damcaire, Gaton Modot: El tuerto, Charles Barrois: Lillas Pastia, Guerrero de Xandoval: Rejoneador Lucas, Jean Murat: El teniente

 Estreno: Real Cinema (Madrid), 10 de Enero de 1927.

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 1927-FLOR DEL MAL-LA MUJER DEL TORERO-TARDE DE CORPUS-EL NOI DE LA MARE

(Cuatro cortometrajes escenificando las canciones homónimas)             

     Nacionalidad: Norteamericana

     Producción: Fox Film Movietone

     Dirección: T. W. CASE

 1928-LA VENENOSA

    Nacionalidad: Francesa

     Producción: Plus Ultra Films, Paris

     Basada en la novela homónima de El Caballero Audaz

     Guión y dirección: ROGER LION

     Fotografía: Willy Faktorovich y Amédée Morrin

     Decorados: Armand Bonamy y Jaquélux

     Vestuario: Jeanne Lanvin y Armand Bonamy

      Intérpretes: Raquel Meller: Liana, Sylvio de Pedrelli: Príncipe Karidjian, Warwick Ward: Luis de Sevilla, Georges Martel: El hombre misterioso, Georges Tourreil: El clown Massetti, Georges Marck: El domador Raúl, Claire de Lorez: Suzy Gloria, Georges Colin: Monsieur Lionel, Willy Rozier: Secretario del príncipe, Cecile Tryant: Doncella de Liana, Pierre Hot: Doctor, Gerard Mock: Bailarín

 Estreno: Palacio de la Música y Royalty (Madrid), 26 de Octubre de 1928.

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 1932-VIOLETAS IMPERIALES (VIOLETTES IMPERIALES)

      Nacionalidad: Francesa

     Producción: Parimex-M.J. Films

     Argumento y  guión: René Jeanne

     Dirección: HENRY ROUSSELL

     Ayudante de dirección: François Thevenet

     Fotografía: Fedote Bourgassoff y Raoul Aubourduin

     Música: Marcel Pollet, Fritz Wenneis, H. Collet, Modesto Romero y José Padilla.

     Intérpretes: Raquel Meller: Violeta, Georges Péclet: Pierre de St. Affremond, Suzanne Bianchetti: Emperatriz Eugenia, Emile Drain: Napoleón III, Paule Andral: Condesa de Montijo, Louise de Mornand: Mme. de La Tour-Maignan, Robert Dartois: Duque de Morny, Carlotta Conti: Mlle. de Berry Lac, Pierre Gerald: Manuel, Victor Vina: Profesor Fourras, Carlos San Martín: Marqués Carlos de Vega, Margueritte Charles: Mariscala, Jean Reyna: Raúl.

       Estreno: Callao (Madrid), 18 de Marzo de 1933.

Otros artículos sobre Raquel Meller en este blog: 

https://javierbarreiro.wordpress.com/2011/11/01/raquel-meller/

https://javierbarreiro.wordpress.com/2012/06/08/raquel-meller-el-misterio-y-la-gloria/

https://javierbarreiro.wordpress.com/2012/07/25/cincuentenario-de-raquel-meller/

https://javierbarreiro.wordpress.com/2012/10/02/raquel-meller-vista-por-eduardo-zamacois/

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