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(Publicado en Academia Porteña del Lunfardo. Libro de los treinta años. Editorial Fraterna, Buenos Aires, 1993, pp. 43-53).

En mi comunicación 1210 a la Academia, que fue reproducida por la benemérita revista Tango y lunfardo aportaba algunos datos que venían a demostrar que la irrupción documentada del tango en Europa y, sobre todo en España, había que retrasarla unos cuantos años.

No he tenido noticia de que se tuviesen en cuenta a este respecto unas declaraciones de Casimiro Aín en las que asegura que en 1903 actuó como bailarín, acompañado al violín y la guitarra por dos amigos, en París y, posteriormente, en España. Bien es verdad que El lecherito nadaba a gusto en el autobombo y quizá no le faltase capacidad de fabulación pero sería un extremo a tener en cuenta para investigaciones -bien que complicadas- posteriores.

La Troupe Argentina en París (1914), Casimiro Aín (brazos cruzados) con Celestino Ferrer, Morelos, Loduca…

Pero ciñéndonos a hechos documentados, y prescindiendo del material grabado que se remonta a mucho antes, la primera referencia al tango argentino en la prensa española que he encontrado es una nota de la revista Nuevo Mundo en su número 678 (3-I-1907). En ella aparecen dos fotografías de las «célebres bailarinas ‘Las Argentinas’ en el tango argentino y en la ‘Matchicha’, los dos bailes que en sus exhibiciones en el Circo de Parish han llamado más la atención del público».

Cierto era que la machicha venía sustituyendo en el gusto de los «snobs» al cake-walk venido a España 1902 y que, como toda novedad, sumía en indignación a la mayoría. Véanse, si no, los horrísonos versos que, bajo un dibujo a toda página, reproducía el popularísimo Blanco y Negro el 18 de Abril de 1903:

               El «cake walk» (pronúnciése, si se quiere «kéik wolk»)

                    es invención ridícula,

                    mas con esta invención

                    pollos elegantísimos

                    dan solemne mentís

                    a la doctrina errónea

                    del amigo Darwin.

                    De los antropopíteco

no descendemos,

sino ellos de nosotros

Lo demuestra el «kéik wolk».

Con lo que el firmante se cargaba de un plumazo no sólo el arte poético sino los fundamentos de la biología y de las formas de baile «agarrado» que ocuparán todo el transcurso del entonces naciente siglo XX.

La machicha también sufrió por doquier la invectiva de los bien pensantes y es que -sobre todo, la figura en que la mujer echaba el busto atrás hasta formar un arco con su cuerpo mientras el hombre hacía lo propio, inclinado hacia adelante, ambos con las manos entrelazadas- sumía en desazón a los incapaces por edad, condiciones o mojigatería de practicar tan atractivo ejercicio. El caso es que en España intervino el fiscal y, a raiz del estreno de La diosa del placer (9-II-1907), hubo hasta un juicio «El proceso de la Machicha», del cual llegaron a editarse hasta tarjetas postales.

En este contexto el tango argentino no hizo sino proseguir un caldo de cultivo que ya estaba en el ambiente. Las citadas «Argentinas» (María Cores, bonaerense y Olimpia d’Avigny, italiana que luego triunfaría como cupletista)[1] dieron también motivo a toda suerte de reprobaciones. Que se extendieron a lo personal pues parece claro que en la intimidad seguían proyectando los papeles -María el de varón y Olimpia el de mujer- que desempeñaban en el escenario.

  Que el baile tuvo éxito y que -como es habitual en la danza, las cuestiones andaban bastante confundidas- lo prueba la croniquilla que dos meses después sacaba el mismo Nuevo Mundo (nº 686 del 28-II-1907) que, por su interés, reproduzco íntegra:

   «Difícil es explicar a ciencia cierta lo que es la ‘matchicha’, porque cada pareja de las que la bailan en los teatros de Madrid nos da con el mismo nombre una cosa diferente. Hace poco las ‘Argentinas’, de las cuales publicamos entonces los retratos, importaron en el teatro de ‘Price’ una ‘matchicha’ sudamericana sui géneris y de un color harto subido.

Al suspenderse por breves días las funciones en dicho teatro, las ‘Argentinas’ se marcharon con su baile a ‘Eslava’, pero he aquí que el ‘Price’ vuelve a abrir sus puertas, y en una zarzuela de esas que llaman revistas y cuyo argumento suele no tener pies ni cabeza, volvió a aparecer intercalada la ‘matchicha’ de las ‘Argentinas’, o, mejor dicho, una reproducción de ella hecha por las parejas cuyas fotografías publicamos en esta página[2].

Este baile o, por mejor decir, el descomedimiento que una gran parte del público demostró con motivo de él, pidiendo cosas impropias de un lugar que se honra con el nombre de teatro, y el gesto no menos impropio de semejante sitio con que una de las bailarinas contestó al público negativamente, fueron causa del escándalo ocurrido el domingo pasado por la noche en el Teatro-Circo, y del cual ha dado ya cuenta la prensa diaria, evitándonos con esta divulgación de la noticia, la molestia de entrar aquí en detalles narrativos, acerca de los cuales viene como anillo en el dedo la consabida frase de Sancho: ‘Vale más no meneallo’.

   Sobre todo lo que sería de desear, para honor de la cultura madrileña, es que no volviese a suceder».

Vemos, pues, que el tango argentino se ubicaba con dificultad, tenía el carácter licencioso que le suponemos y tanto uno como otro extremo nos hacen suponer que estas debían ser sus primeras

manifestaciones públicas en el país o que, de no serlo, debían andarle muy cerca. Téngase en cuenta que, al menos según mis noticias, no hay documentadas actuaciones de tango argentino en París antes de 1909[3]. Otra cosa es que, como parece lógico pensar, las hubiera[4]. Fue, por cierto, un catalán, el pianista José Sentís, que vivía en Montmartre desde el albor del siglo, otro de los que se vanaglorian de haber interpretado los primeros tangos que se bailaron en París.[5] Lo que sí parece seguro es que Güiraldes bailó alguna de sus composiciones, que grabó la primera versión europea de “La cumparsita” y que fue asesor musical de la película Melodía de arrabal (1932), donde Imperio Argentina canta un tango compuesto por el tarraconense.

A partir de 1911 las actuaciones de tango argentino van a ser constantes en España[6]. La Actualidad, revista barcelonesa, muestra en su nº 265 (29-VIII-1911), y en primera plana, a Las Tudelinas «notables duetistas cómicas y transformistas que con su tango argentino se hacen aplaudir en el Gayarre». La indumentaria de ambas también indica que una de ellas asumía papel masculino y lo mismo podemos decir de Les Orelys que el 30 de Septiembre del mismo año actúan en el más famoso music-hall madrileño de la época, el Trianon-Palace. 1912 es el año de la llegada a España de Linda Thelma y consta que en su repertorio incluyó tangos. ¿Fueron los primeros que se entonaron en España? De momento, no hay motivo ni documentación para pensar que no fuera la pionera del tango cantado en la península. Pero no olvidemos que tangos y milongas criollas andaban en discos y rollos desde hace bastante más de un lustro.

Hasta ahora tenemos tangos cantados y bailados en el escenario. ¿Y su trascendencia al público? Sabemos que a finales de 1912 hay orquestas a cuyo son se baila el tango en la Granja Royal de la barcelonesa Rambla de los Estudios y, también, en la Maison Dorée que organiza esos «thés tango» que deparan el famoso cuplé La hora del thé del pintoresco y fecundísimo Álvaro Retana estrenado por Teresita Zazá en 1913. Sí, el de la languidez rimando con el pobre Pío X, al que insistentemente tantos comentaristas tangueros confunden con su sucesor. Es de suponer que se bailara incluso antes, pues los contactos a través de artistas que cruzaban el océano en uno u otro sentido, de emigrantes, marinos[7], elementos vinculados al mundo de la prostitución[8], comerciantes… que recorrían el mismo itinerario y la muy intensa relación entre ambos ámbitos reflejada, por ejemplo, en la prensa de los dos países daban ocasiones más que propicias para que el baile cruzase el Atlántico como habían cruzado y contaminado en tan gran medida los escenarios argentinos la zarzuela, el género chico o el cuplé españoles.

Lo que parece cierto es que en 1913 el tango tenía ya carta de naturaleza en España. Manolo Montero, un actor uruguayo, no deja de incluir tango y pericón en sus espectáculos en el teatro Imperio. El mismísimo Gran Teatro del Liceo incluye tango argentino bailado -por tres parejas, en este caso ya de hombre y mujer- en una fecha tan temprana como el 6 de Febrero de 1914. En sus programas de Cuaresma, incluso aparecen ilustraciones con parejas en pleno entrevero. El que el teatro más encopetado de España incluya la tan vituperada danza indica que no todo era execración y artillería pesada. Muy numerosas revistas como la sicalíptica La hoja de parra publican noticias e ilustraciones[9] con motivo tanguero. Una fotografía publicada en el número 1.062 de Nuevo Mundo (14-V-1914), con motivo de una fiesta celebrada en la Embajada francesa en honor de Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia, presenta a los monarcas bailando en una pose que tiene todos los visos de ser un tango…

  Los años venideros registran una menor incidencia del tango en el mundo del espectáculo español al menos hasta la llegada de Gardel(1923), Spaventa [10] y, muy cercanamente, de Imperio Argentina o Celia Gámez.

Como es sabido, Canaro, Bianco-Bachicha, Azucena Maizani y el trío Irusta, Fugazot y Demare marcarán la edad de oro del tango en España, siempre presidida por la figura incomparable del Morocho. Sin embargo, entre 1915 y 1924 -los años en que se asienta el tango cantado en el Río de la Plata- el protagonismo perdido por el baile se va a mantener a través de la discografía y -muy especialmente- de los rollos para piano que siguen incluyendo en sus catálogos un número muy importante de tangos.

Pero éste es un asunto muy mal conocido y que -espero- sea ocasión para un próximo artículo que -ojalá- tenga acogida en esta institución de la Academia Porteña del Lunfardo en la que tantos maestros, sabios y poetas me han enriquecido y hecho feliz, han tenido y tienen asiento.                  


NOTAS    

[1] V. Javier Barreiro: Raquel Meller y su tiempo. DGA. Zaragoza, 1992.

    [2] Se trata de Pepita Sevilla bailando con Elvira Lafón y Antonia Cachavera con Marina Navarro. Pepita y Cachavera, que desempeñaban el papel femenino, eran a la sazón dos famosas artistas del entonces tan en boga «género ínfimo».

    [3] Javier Barreiro, art. cit.

    [4] A este respecto, y además de los datos proporcionados por el famoso libro de los hermanos Bates, el trabajo más documentado que conozco sigue siendo el de José Gobello, «El tango en París» Crónica General del Tango. Fraterna. Buenos Aires, 1980.

    [5] V. Xavier Febrés & Patricia Garrancho: Barcelona, tercera pàtria del tango. Quaderns crema. Barcelona, 1990. (p.23).

    [6] Este es el año que se suele dar como principio del éxito del tango en París. Lo que sí es cierto es que en él tuvo una importancia decisiva, aunque no augural, el taciturno y enigmático Bernabé Simarra. V., por ejemplo, la crónica de París publicada en la lujosísima revista La Argentina en Europa de José Granados: «Más sobre el tango argentino-Bernabé Simarra». Año II. Barcelona, Diciembre de 1913 nº 16 o el artículo firmado por Berulez «De varietés. El tango argentino» en Ahí va Año IV. Madrid (25-IX-1914), nº 158, entre otros testimonios -algunos bien conocidos- de contemporáneos.

    [7] En un cuadro de Ricard Canals i Llan (Barcelona 1876-1931) fechado hacia 1910, «Le bar». (Col. particular) aparecen unos marinos bailando entre sí el tango. Su título hace pensar que fue pintado en Francia.

    [8] Sobre el tan importante y tan poco estudiado asunto de la incidencia de la prostitución en el mundo del espectáculo primisecular V. Serge Salaün, «Sexo y canción (Prostitución y espectáculos en los siglos XIX y XX)». El Bosque, Zaragoza. (Mayo-Agosto, 1992) pp. 105-121. Hay también datos ilustrativos aunque, en general,  reducidos al ámbito rosarino en el volumen de Rafael Ielpi y Héctor Zinni: Prostitución y Rufianismo. Ed. de la Bandera. Villa Domínico, 1986. Son, también sumamente interesantes las investigaciones  -en mi creencia, inéditas- de Hugo Vainikoff respecto a este particular.

    [9] V., por ejemplo, el número 114 (7-II-1914) de dicha publicación en el que un dibujo de dos muchachas indumentadas únicamente con medias y chapines lleva el siguiente pie: «Estas nenas empiezan bailando el tango argentino, cadencioso… lento, y acaban con el fandanguillo loco del maestro Aroca.

    [10] En este extremo yerra la citada obra de Xavier Febrés y Patricia Garrancho que le hacen debutar durante 1922 en el teatro Novedades. (Op. cit. p. 37). Sus primeras actuaciones españolas tuvieron lugar realmente durante el mes de Septiembre de 1923 en el teatro Odeón de Vigo para pasar después al madrileño teatro de La Comedia. V. Nuevo Mundo nº 1570, Madrid (25-II-1924)y, también, «Spaventa», Celebridades de Varietés. Año I, nº 11 Barcelona (25-X-1925).

Rosita Díaz Gimeno fue, junto a Imperio Argentina, una de las dos grandes actrices cinematográficas españolas del periodo de la II República[1]. Cuando falleció a finales de agosto de 1986, La Vanguardia tituló la noticia: “Muerte en el exilio de la más grande estrella del cine español antes de la guerra”. “La sonrisa de la República” llegó a llamársele y con ese epígrafe le dedicó un importante trabajo el estudioso Juan Antonio Ríos Carratalá en su libro El tiempo de la desmesura. Historias insólitas del cine y la Guerra Civil española (2010).

Rosita Díez-Cinegramas

Según los datos que habitualmente se habían publicado sobre ella, pertenecía a una acomodada familia madrileña, estudió en el Colegio del Sagrado Corazón  y su debut en las tablas surgió tras ganar un premio de recitación en el Real Conservatorio madrileño, donde estudiaba declamación[2]. Fue la prestigiosa compañía de Martínez Sierra y Catalina Bárcena la que acogió estos inicios teatrales y es cierto que la joven actriz cosechó casi siempre elogios de sus actuaciones. Después pasó a la de Díaz-Artigas, con la que hizo una larga gira por los países americanos. Junto a la citada Imperio Argentina, fue la primera actriz española en trabajar en las películas sonoras que la Paramount rodaba en los parisinos estudios de Joinville (1931). Aparte de sus directores extranjeros, rodó con los más importantes cineastas españoles, como Benito Perojo y Florián Rey. En 1934 interpretó el papel femenino en el tan taquillero film  La Dolorosa (Jean Grèmillon). Con ya diez películas en su haber, fue llamada por Hollywood, como primera estrella hispana de la Fox, para interpretar dos nuevas cintas, Angelina o el honor de un brigadier y Rosa de Francia.

Rosita Díez-Artistas de la Fox 1934-1

En suma, al advenimiento de la guerra civil, Rosita era una estrella que copaba las portadas de las revistas, era perseguida por los periodistas y admiradores y despertaba una gran simpatía por su carácter, a un tiempo despejado y risueño. Era también una mujer moderna, lectora y anticonvencional en sus aficiones y comportamientos. Es decir, una mujer de la República. Tal vez por ello, mantenía relaciones con Juan Negrín, Mijailov, hijo del que poco después sería sucesivamente ministro de Hacienda (septiembre 1936) y presidente del Gobierno (mayo 1937), Juan Negrín López. Rosita había dado a luz en 1926 un hijo de padre desconocido y había estado casada y divorciada con el actor teatral Paco Alagón, aunque de esta unión apenas hay noticias[3].

Al iniciarse la sublevación militar, Rosita se encontraba en Córdoba, rodando con el resto del equipo y Rosita_Francisco Fernández de Córdoba007bajo la dirección de Fernando Delgado, las últimas escenas de El genio alegre, basada en la obra de los Quintero y en la que ella hacía el papel estelar. El galán era Fernando Fernández de Córdoba, después famoso como voz oficial del régimen franquista, locutor del parte de la Victoria y habitual en el NO-DO. Éste, como miembro de Falange, se puso de parte de los sublevados, que se habían impuesto en la ciudad de la Mezquita y denunció como espía a Rosita por haber recibido una llamada de Madrid, seguramente de su novio, Juan Negrín. Fue detenida junto a otros miembros del equipo a los que se suponían simpatías izquierdistas. No sabemos exactamente qué ocurrió en los calabozos de Córdoba y Sevilla, famosos por los sádicos sanguinarios que hacían y deshacían bajo la supervisión de Queipo de Llano, con especial mención a Manuel Díaz Criado, militar famoso por sus dotes de torturador y asesino. Mucho de su dignidad debió dejar Rosita en esas espeluncas pero salió viva aunque siguió detenida durante unos meses. Tampoco sabemos los acuerdos o compromisos[4] a los que pudo llegar con las autoridades del bando faccioso. Lo cierto es que, tras publicarse noticias de su fusilamiento, fue liberada en mayo de 1937 y, desde El Havre, pudo embarcar para Hollywood y rodar allí La vida bohemia. Es muy posible que fuera canjeada por otros presos del campo republicano. Ríos Carratalá sugiere, sin afirmarlo, que Ramón Serrano Suñer pudo entrar en el apaño.

Muy poco antes de salir para el definitivo exilio, volvió a España para casarse con Juan Negrín (hijo), que acogió y dio su apellido al hijo de Rosita, que hasta entonces había vivido con sus abuelos y, desde ahora, llevaría el nombre de Francisco Negrín. El matrimonio fijó su residencia en Nueva York y viajó frecuentemente a Méjico, donde interpretó todavía tres películas: Pepita Jiménez (Emilio “Indio” Fernández, 1946), con Ricardo Montalbán como partenaire, El último amor de Goya (Jaime Salvador, 1946)  y El canto de la sirena (Norman Foster, 1948). Actuó también en el teatro, tanto en Broadway como en Méjico y desarrolló una importante labor de difusión de la cultura española. Rosita falleció en Nueva York, el 23 de agosto de 1986. A la sazón, el Ministerio de Cultura le  estaba preparando un homenaje con la proyección de sus viejas películas en la Semana Cinematográfica de Nueva York y se pretendía que después se estrenaran en las filmotecas españolas y Rosita regresara a su país para la ocasión. Esa España en la que a finales de 1939 se estrenó El genio alegre, con la consigna de eliminar de los títulos de crédito a los actores fieles a la República, como se puede certificar en las copias que se conservan.

Rosita Díez 1933Hasta aquí el resumen de la peripecia conocida de Rosita Díaz. Pero ¿las cosas fueron exactamente así? Como en tantas estrellas del cine y de la canción, hay zonas de sombra que habían hecho escribir a quien más páginas le había dedicado, el citado Ríos Carratalá: “…es evidente su intención de confundir con su fantasía un recuerdo desagradable. Lo hizo a menudo” (209). Por su parte, Carmen de Zulueta había escrito: “Contaba con aplomo cosas que poco tenían que ver con la realidad”. Y esas cosas venían de atrás pues en sus entrevistas de los años treinta, aporta habitualmente datos diferentes, sobre todo de su vida pasada pero también de la presente. Por no hablar de la ficción publicitaria, que ella contaba con la mayor de las convicciones y que se reprodujo insistentemente en la prensa de la época[5], sobre su expedición –sola y a caballo- por la Sierra de Ronda, en busca del último bandolero ¡en 1933! Todo para promocionar su film Sierra de Ronda.

Aunque sea muy normal en las profesiones artísticas, Rosita se quitaba años. 1911 es la fecha de su nacimiento oficial[6] pero ya varias notas biográficas la hacen nacer en 1908, fecha mucho más probable que la primera. Pero Carmen Negrín contó a Ríos Carratalá (201 n.) que la diferencia de edad con Negrín jr. era de diez años, “secreto que ella supo guardar”. Su marido, en un alarde de imaginación o desvergüenza, en otro texto citado por RC (226) dice que contaba 17 años en 1936. Seis menos que él[7], con lo que si hacemos caso a Carmen, sobrina de Negrín jr., éste la rejuvenece ¡15 años!

Generalmente, consta su nacimiento en Madrid un 13 ó 14 de septiembre pero varían los centros de educación. Por ejemplo, en una entrevista en Cinegramas, afirma haber estudiado con los hermanos Carmelitas de Bilbao. Tras esta curiosa ubicación, sostiene que, niña todavía, se colocó de taquimeca pero el jefe de la oficina pidió autorización al padre y éste, ignorante de sus propósitos, no le permitió trabajar. También, que estudió en el Conservatorio a las órdenes de Nieves Suárez[8] y quiso cursar la carrera de Medicina, que no pudo seguir por dificultades económicas. Todo absolutamente incoherente con las fechas de su carrera y la buena posición que, presuntamente, disfrutaba su familia. La Vanguardia (15-III-1936) nos proporciona también una biografía que comienza así: “María de la Cruz Rosario Rosa Díaz Gimeno Petter Manjón nació en Madrid un 14 de septiembre. Sus padres, andaluces. Su abuelo materno, alemán”. Materno, pero el apellido teutón figura en tercer lugar.

De momento, la primera mención de su nombre que he encontrado es de enero de 1924 en que se la cita Rosita Díaz Gimeno_Nuevo Mundo 1924. Primeras actuacionescomo una de las intérpretes de Sonatina, de Martínez Sierra en la Fiesta de la Prensa. En agosto aparece su foto en Nuevo Mundo que la presenta como “damita joven de la compañía de Catalina Bárcena” y aunque se la ve morena y muy jovencita, desde luego, ha superado los trece años. ¿Cuándo estudió, pues, Rosita? Si nació en 1911 y es cierto que se dedicó al teatro a causa del premio citado, las fechas no concuerdan, ni siquiera aceptando que su venida al mundo fuera en 1908. ¿Cuándo ejerció de taquimecanógrafa? ¿Mientras actuaba como actriz? Tampoco parece posible que tras las funciones nocturnas, se levantara temprano para ir a trabajar, aparte de participar en los ensayos y en las numerosas giras por provincias de la compañía. Con la de Martínez Sierra incluso llegó a estar en París y en 1930 viajó por América con la de Díaz-Artigas, donde permaneció hasta enero de 1931. Es por entonces que, ante la enfermedad de Santiago Artigas que la impide debutar en el Infanta Beatriz, acepta la oferta para rodar películas en español en los parisinos estudios de Joinville, adonde viaja acompañada de Imperio Argentina.

 

Todo lo que contó Rosita de su vida anterior hay que ponerlo en solfa. En 1937 su hermana Joaquina fue entrevistada, en la localidad turolense de Urrea de Gaén, por Juan M. Soler, corresponsal en el frente de Aragón de la publicación libertaria Mi revista[9]. La entrevista apareció el 15 de abril de 1937, fecha en la que Rosita debía de estar a punto de ser liberada. Esto es lo que el periodista escribe acerca de lo que le contó Joaquina.

 Rosita_MI revista Joaquina 1005

La hermana de Rosita Díaz

 LA PERSEGUIDA DEL FASCISMO vive feliz e ignorada en un pueblecito de la provincia de Teruel

En un lugar… de Aragón

Estábamos saboreando plácidamente un buen vaso de vino negro de Aragón en casa de Fernando, especie de café, taberna y casa de comidas de Urrea de Gaén, cuando alguien nos dijo:

-Aquí, en este pueblo, vive una hermana de Rosita Díaz

-Pero, ¿es posible? – preguntamos nosotros con el natural asombro.

-Y tan posible – añade nuestro interlocutor – que si sigue usted por esta calle arriba y da con el picaporte en la casa que hay al final de la cuesta junto a una hornacina hoy desmontada, a buen seguro que ella misma le abrirá la puerta.

Dejamos sobre la mesa de madera que el uso ha ennegrecido, el vaso, a medio beber, de vino, y salimos rápidos de la taberna, café y casa de comidas de Fernando, ascendiendo a grandes zancadas por la calle pina, hasta dar con la casa donde nos han dicho vive la hermana de la creadora de “Rosa de Francia”

Llamamos a la puerta y a poco se asoma a un balcón donde comienzan a florecer unos claveles rojos, una mujer joven, de facciones perfectas que nos recuerdan otras que hemos visto innúmeras veces proyectadas en la pantalla.

Hablemos de Valera Jimeno

Al pie del balconcete permanecemos unos momentos, fijos los ojos en aquella mujercita que nos han asegurado ser hermana de una de las más famosas artistas de cine españolas, y a seguido le preguntamos:

-¿Usted se llama…?Sin título-2

-Joaquina Jimeno Blasco – contesta rápido.

-Pero, ¿no es usted hermana de Rosita Díaz?

-Sí lo soy.-

-¿Y los apellidos?

-Mi hermana se llama Valera Jimeno Blasco, pero por lo visto se ha cambiado el nombre, porque a una artista no le cuadra mucho llamarse Valera… ¡digo yo!

Y Joaquina suelta el chorro de su risa, de la que nos contagiamos bien pronto.

Pocos momentos después, y acodados a la baranda del balcón donde emergen en desorden unas clavellinas, charlamos con Joaquina Jimeno y, como es muy natural, nuestra conversación gira alrededor de aquella Valera Jimeno convertida hoy en Rosita Díaz.

-¿Le escribe alguna carta su hermana? – preguntamos a Joaquina.-

¡Quiá!… Hace poco menos de quince años que nada sé de ella.

-¿Y cómo fue el meterse a artista? – seguimos preguntando.-¡Vaya usted a saber! – Y tras de una breve pausa añade -: Valera estaba sirviendo en una casa de la Puerta del Carmen, de Zaragoza, de donde somos las dos, cuando de la noche a la mañana, y próxima a contraer matrimonio, desapareció y nada supe de ella hasta que un buen día, en un cine de Híjar, daban la película “Su noche de bodas” y me di cuenta de que ante mis ojos tenía a mi hermana, que casi la había dado por muerta. ¡Figúrese usted que impresión recibiría yo entonces!

Sin título-1-¿Y era jovencita Valera cuando desapareció de Zaragoza?

-Pues no tendría más allá de diecinueve años.

-Cuéntenos cosas de Valera – rogamos a Joaquina.

-Poco le puedo contar, pues de mu pequeñina me separaron de mis padres.

… y  hablemos también de la hermana de Rosita Díaz

-Pues hablemos de usted.

-¡Ay! ¡qué poco tengo que hablar de mí!

-¿Vive usted feliz?

-Sí, aun cuando ahora me preocupa mucho la suerte que pueden haber corrido mi padre y mis tres hermanos. El primero está en Huesca y los chicos al estallar la guerra vivían en Zaragoza.

-Diga usted – nos dice una mujer que viste de luto y en cuyo rostro los años han dejado ya su imborrable huella – que yo la quiero talmente que si hija mía fuera.

-Es muy buena la señora María – arguye Joaquina.

-Es que la tengo a mi lado desde cuando apenas había cumplido once días y yo la he criado y yo he sido como una madre, pues la suya murió siendo ésta muy cría.

Hay unos momentos de silencio emotivo. Nos vamos enterneciendo todos un poco. Hasta Pilar Mur, la joven y muy gentil maestra de Urrea de Gaén, que vive en casa de la señora María con Joaquina, cierra sus ojos negros que deben fulgurar en la obscuridad de la noche como dos ascuas, para ocultar unos puntitos diamantinos.

Es preciso dar nuevo rumbo a la conversación y proponemos a Joaquina hacer unas fotos.

-¿Así, sin arreglarme un poco y con este vestido? – dice ella.

– Así así mismo, que se vea el contraste entre las dos hermanas.

Y Joaquina pasa ante el objetivo fotográfico sin que le permitamos cambie su vestido pueblerino a cuadros ni deslizar tan siquiera el peine por su cabello endrino.

JUAN M. SOLER

 

Rosita_MI revista Joaquina 2006

En resumen, según este reportaje, Rosita se llamaba Valera Jimeno Blasco y había nacido en Zaragoza de familia muy humilde compuesta por cinco hermanos, tres varones y dos hembras. La madre murió prematuramente y la hermana pequeña quedó a cargo de una familia de Urrea de Gaén, un pueblo turolense, de donde era oriundo un contemporáneo de la actriz, Pedro Laín Entralgo; el resto quedó en la capital aragonesa en condiciones precarias. Tan es así que Valera, la futura Rosita, muy joven, entró a servir en una casa muy cercana a la zaragozana Puerta del Carmen, de la que desapareció cuando tenía unos 19 años y estaba a punto de contraer matrimonio. Desde entonces Joaquina no ha vuelto a recibir otra noticia de su hermana, que la que tuvo al reconocerla en el film Rosa de Francia (1935), que se habría proyectado en el cercano pueblo de Híjar no mucho antes de esta interviú. Afirma también: “Hace poco menos de quince años que no sé nada de ella”. Como estamos en 1937, esas últimas noticias debieron producirse en torno a 1922-1923. Si Rosita contaba con 19 años en la fecha de su desaparición, su nacimiento debió de producirse alrededor de 1903-1904, lo que coincide con los diez años que, según Carmen Negrín, la actriz sacaba a su marido.

A partir de aquí se pierde su pista y caben todas las suposiciones pero no deja de ser extraño que una muchacha sin formación aparezca de pronto en una compañía teatral de corte más o menos intelectual y exquisito, como fueron los elencos dirigidos por Gregorio Martínez Sierra, el creador del llamado “Teatro del Arte”, por más que fuese su mujer, la riojana María Lejárraga quien le escribiese los textos y otros, los teóricos más conspicuos.

Es evidente que Rosita poseía, además de una gran simpatía, una gran inteligencia. Así lo constatan tanto sus entrevistadores, como quienes la conocieron y nos han dejado  testimonio. Y lo atestigua su carrera teatral y cinematográfica. Pero, aparte del misterio de su aparición en Madrid tras su experiencia como criada, en seguida sobreviene otro: el hijo habido en 1926, cuyo padre Rosita nunca desveló. Según su hermana, cuando la futura actriz marchó de Zaragoza tenía unos 19 años. No sabemos el año en que se produjo la huida pero, contando con que hubo de formarse para el teatro, en el que, como se dijo, hubo de debutar en enero de 1924 o incluso antes, hay que contar al menos dos o tres años para su formación. Si Rosita escapó de Zaragoza con 19 años, tendría que haber nacido en torno a 1902. En cuanto a su matrimonio con el actor Paco Alagón, sólo conozco una mención de  Rosita al mismo y es bastante estrafalaria: en una entrevista con el escritor Mario Arnold publicada en La Libertad (7-VI-1931) afirma:

Cuando estaba en Méjico, una noche mientras dormía, oí muchos gritos terribles que me hicieron levantarme sobresaltada. Quise salir al pasillo para ver qué ocurría y me fue imposible. Toda la casa estaba ardiendo; las llamas llegaban hasta mí amenazadoras; el humo me impedía respirar. Grité también: pedí auxilio; mis ropas se incendiaron y nadie acudía a salvarme; por la ventana de mi cuarto era imposible arrojarse porque estaba a gran altura. No me quedaba más remedio que resignarme a perecer en el fuego. La puerta de la escalera estaba cerrada y sin llave. Me desmayé. Cuando recobré el conocimiento me hallaba en un hospital con los brazos y las piernas llenos de quemaduras. Alguien me había salvado. No sabía quién. Pregunté a todo el mundo y, por fin un día, junto a mi cabecera, conocí al héroe. Llena de gratitud me casé con él a los dos meses. Era también actor de mi compañía.

Rocambolesca y folletinesca historia, difícil de creer. Ni siquiera da el nombre del actor, del que no sabemos cuándo y por qué se divorció Rosita para entrar en relaciones con Negrín hijo o, tal vez porque ya las tuviera con Negrín padre. Por cierto, que en esta misma entrevista dice ¡estudiar medicina!  Curiosamente, la profesión de los Negrín, aunque su futuro esposo contase a la sazón con apenas 17 años.

Rosita con Negrín Barcelona 1980Se ha especulado con que el hijo fuera realmente de Negrín padre, lo que se compagina con sus propensiones de mujeriego y vividor, pero parece demasiado novelero, aparte de que él nunca simpatizó con la actriz, probablemente porque conocía asuntos de su pasado que su hijo prefería ignorar[10]. Incluso éste no pudo darle el apellido hasta 1956, año en que el político transitó. Por su parte, el hijo de Rosita quedó en 1936 con los padres de ella (?) cuando marchó a rodar El genio alegre. Tras la boda, en 1939 embarcó con la pareja rumbo a las Américas.

Curiosa resulta también la actitud del esposo respecto a los amores de Rosita. Aparte del desconocido padre de su hijo y del matrimonio con Paco Alagón, la actriz sostuvo un romance con Julio Peña, su partenaire en Rosa de Francia, con escapada incluida a la Costa Azul, bien publicitado por la prensa de su tiempo.

Otro episodio interesante de la vida de Rosita es su amistad con Buñuel, al que pudo conocer en la época de Filmófono, incluso antes[11]. Sin embargo, la relación más intensa se dio durante el exilio neoyorquino de ambos en las que las parejas Luis Buñuel-Jeanne Rucar, Juan Negrín-Rosita entablaron amistad íntima y los segundos ayudaron a los primeros en una época en la que los Buñuel sufrían dificultades económicas. Hace unos años Javier Herrera, bibliotecario de la Filmoteca Española, rescató unas películas filmadas con tomavistas en las que aparecían las parejas con los niños Rafael y Juan Luis, hijos del aragonés. Del primero, Rosita fue la madrina en su bautizo.

Buñuel. que reconoció en carta a Max Aub haber estado enamorado de Rosita, escribía al escritor: : «En Nueva York,  Jeanne  vivía bastante lejos, quiero decir, vivíamos bastante lejos, y se ocupaba de los niños. Teníamos poco dinero. Yo trabajaba en el Museo (MOMA) y me enamoré de R (…) Hoy me alegro de que no pasara nada. Para mí, la mujer de un amigo es sagrada”. Sin embargo Aub recuerda que José Luis Sert los vio apretujados y besándose en el andén del metro de Long Island.

La prueba de que el marido de Rosita cerró los ojos ante su pasado es que, pese a que cedió el importantísimo fondo documental de su padre al Estado español, tras la muerte de la actriz,  destruyó todos recuerdos y documentos que guardaba su esposa. Quizá nuevos testimonios investigaciones y documentos, como el aquí reproducido, contribuyan a proporcionar una perspectiva más ajustada a la realidad de una vida tan apasionante y tan conectada con el devenir histórico del siglo XX español, como la de Rosita Díaz Gimeno.

 

EPÍLOGO

Cuando hace tres o cuatro años encontré el reportaje en Mi revista, traté de documentarme y pedí revisar los datos del registro civil zaragozano entre 1902 y 1908. Se trataba de lograr la partida de nacimiento de alguien llamada Valera Jimeno (o Gimeno, dada la vacilante grafía de dicho apellido) Blasco entre estas fechas. No fue nada fácil conseguirlo[12] pero, al final, apareció.

Rosita_Partida de nacimiento

Efectivamente, existía una persona llamada Valera Gimeno Blasco nacida el 4 de febrero de 1907. Sus padres legítimos, Joaquín y Juana, -nótese que el nombre de la hermana residente en Urrea era Joaquina- estaban domiciliados en Miralbueno, barrio, por entonces, de agricultores. No soy capaz de desentrañar en el documento el lugar de origen de los padres, pero ambos abuelos paternos eran nacidos en Híjar, pueblo a menos de cinco kilómetros, de Urrea de Gaén, donde su hermana Joaquina moraba desde la niñez hasta la fecha de la interviú reproducida.

Son, de nuevo, demasiadas casualidades que parecen confirmar el testimonio de Joaquina. La entrevista está perfectamente contextualizada, con la maestra como testigo interviniente y fotografías de vecinos de Urrea de Gaén, que, como los milicianos allí destinados, podrían haber desmentido estas noticias, pues ya se hizo notar (nota 9) que Mi revista, se distribuía con profusión en los frentes. Tampoco se entiende qué propósito podría albergar el bisemanario en propalar informaciones falsas de este cariz, aunque en todo lo que se refiere a los asuntos de la Guerra Civil haya que cogérsela con papel de fumar. El autor del reportaje, Juan M. Soler, que firmó también con el seudónimo Silvio Máximo, era un periodista destacado en el frente de Aragón desde el inicio de la contienda y que escribió un muy interesante volumen, La guerra en el frente de Aragón, publicado por Mi revista en 1937, compuesto principalmente, por sus crónicas de guerra para el quincenal y El Noticiero Universal.

La Libertad publicó en 28 de febrero de 1937 la noticia del fusilamiento de la actriz en Salamanca, según noticias procedentes de Lisboa pero el 11 de marzo el bonaerense diario La Prensa lo desmintió asegurando que se encontraba en la capital rebelde y a disposición de las autoridades, a fin de tomar parte en los espectáculos benéficos, que se organizan para los heridos de guerra, noticia que reprodujo el diario madrileño La Voz, un día después. Tal vez, por no haber llegado esta información a tiempo para su conocimiento por parte de la redacción de Mi Revista, en su número del 15 de marzo, ésta dedicó una página al aludido fusilamiento, un mes antes de aparecer la entrevista en cuestión (15-4), fecha en la que Rosita debía estar a punto de ser liberada por los franquistas. En la interviú no se dice nada respecto a la situación de la actriz en ese momento, supiérase o no de su liberación, por lo que todas las conjeturas son posibles.

Finalmente, hay dos elementos que terminan por añadir más incertidumbre y misterio al asunto. En los Rosita_MI revista Publicida LIBRO sOMACARRERA004últimos números conservados de Mi revista, entre el 10 y el 20 de enero de 1938 se anuncia, en algunos casos a toda página, un libro de Manuel P. De Somacarrera[13], redactor habitual del bisemanario, con el título Rosita Díaz, la perseguida por el fascismo. Con el marbete de “Muy pronto aparecerá a la venta”, se dice también: “He aquí la novela más sensacional y emocionante que refleja la ferocidad del fascismo contra una artista española, prestigio de la pantalla nacional. La vida, la persecución y la producción artística de Rosita Díaz contados por la ágil pluma de Manuel P. DE SOMACARRERA”.

Al parecer, han cambiado  las tornas y Rosita, antes o después de su vuelta a España, ya ha contado su peripecia en el bando fascista. Pero, a pesar de haberlo buscado exhaustivamente,  no he localizado este libro, que, probablemente no llegó a salir a consecuencia del empeoramiento de las condiciones en el campo defensor de la República. Como redactor de Mi revista, Somacarrera habría de conocer la entrevista hecha a Joaquina ¿Se volvería a hablar en él del origen aragonés de la estrella?

Finalmente, en el margen derecho de la partida de nacimiento, aparece un nuevo dato que parece poner en solfa todo lo anterior: La defunción de esta Valera Jimeno Blasco se produjo en la localidad sevillana de Camas, el 17 de diciembre de 1996. ¿Mentía, pues, Joaquina y adjudicó a una hermana desaparecida la identidad de Rosita o en ese fallecimiento hay gato encerrado? Para mí se trata de un error, por ser una persona con el mismo nombre o un montaje interesado. Sólo la familia Negrín podría, quizá, deshacer el ovillo. Pero siempre hicieron lo contrario.  Carmen Negrín -ya conocemos sus disparates- llegó a declarar que Rosita murió en el sur de Francia, adonde viajaba todos los años para visitar a sus padres y asistir al Festival de Cannes y que incluso estaba enterrada allí. ¿Qué padres, a esa avanzada edad?  

Que Rosita calló y fabuló mucho acerca de su vida pasada parece más que evidente. Que, tanto la entrevista como la partida de nacimiento, aquí reveladas son documentos más que interesantes, también. Para mí, la actriz llamada Rosita Díaz Gimeno era Valeria Jimeno Blasco, una zaragozana de familia humilde nacida en Zaragoza el 4 de febrero de 1908. Falta por desenredar la madeja, tirando de uno y otro hilo. El desafío está lanzado.

                                                            POST-EPÍLOGO

El testimonio de Olga Pérez Gaibar  (V.  Comentario del 7-4-2017), al parecer sobrina-bisnieta de la actriz, que escribió un comentario a esta entrada y con la que después he intercambiado informaciones, parece confirmar la tesis expuesta en este artículo. Sería deseable profundizar en todo ello.

NOTAS

[1] Raquel Rodrigo, Rosita Montenegro y Antoñita Colomé estuvieron en el nivel inmediatamente inferior.

[2] Otras noticias indican que estudió en la Academia de Bellas Artes y que los tres años que duraban los estudios los despachó en uno, además de concedérsele el Premio Fin de Carrera. (Ríos Carratalá:186)

[3] Sabemos que estuvo, como Rosita, en las compañías de Martínez Sierra y Díaz-Artigas y que coincidió con ella en diversas obras, como María del Mar de Juan Ignacio Luca de Tena, estrenada en Madrid el 11 de octubre de 1927. En un reportaje de Nuevo Mundo (14-IV-1933, pp. 32-33), bajo el título “¿Cuál es su hobby?”, se da cuenta de que ambos todavía viven juntos.

[4] Lo único seguro es que durante los meses en los que permaneció con los sublevados, llegó a actuar para ellos en varias ciudades.

[5] V. por ejemplo, La Voz (3-III-1933), que titula: “La artista de ‘cine’ que se ha ido a la Sierra de Ronda en busca del sobrino de Flores Arrocha”

[6] Así aparece en un suelto biográfíco que inserta La Vanguardia (15-III-1936, pp. 16-17): “María de la Cruz Rosario Rosa Díaz Gimeno Petter Manjón nació en Madrid un 14 de septiembre. Sus padres, andaluces; su abuelo materno, alemán…”

[7] Juan Negrín Mijailov había nacido en Leipzig el 22 de noviembre de 1914. Sus padres se habían casado en la misma ciudad, en la que el futuro político perfeccionaba sus estudios, el 9 de febrero. El científico y María Mijailova tuvieron cuatro hijos. Las dos hembras murieron y sobrevivieron Juan y Rómulo. Quizá por ello, María sufrió problemas psicológicos que, entre otras cosas, llevaron al matrimonio a la separación. En los años veinte el doctor se emparejó hasta su muerte con Feliciana López de Dom Pablo.

[8] Famosa actriz, que ostentó la Cátedra de Declamación en el Real Conservatorio desde 1915.

[9] Publicación quincenal, -en sus últimos números decenal-, editada en Barcelona desde el 15 de octubre de 1936 hasta el 20 de febrero de 1938 y dirigida por el periodista Eduardo Rubio Fernández, perteneciente a la CNT pero también con redactores de otras ideologías de izquierda. Extracto las líneas siguientes de la información proporcionada por la Hemeroteca Nacional:

 ”Subtitulada ‘ilustración de actualidades’,  (…) nacía de  un ‘grupo de compañeros’ (…) ‘francamente revolucionarios’ (…) revista de ‘combate antifascista y no partidaria’ (…) apareció los días 1 y 15 de cada mes y su paginación la fue ampliando, desde las 32 hasta casi el centenar de páginas. (…) fue sobre todo un magazine con una gran calidad de edición que, junto a crónicas y reportajes de los frentes y la retaguardia, ofrece otras destacadas informaciones sobre la industria cinematográfica y del teatro. También incluye artículos de política, economía, sociedad y cultura y sobre el desarrollo de la contienda, con páginas también dedicadas al mundo financiero, la ciencia, la educación, la mujer o el deporte, pero dándole especial atención a actrices, actores y películas extranjeras (…) y asimismo españolas, en otra sección titulada ‘Pantalla española’.

 Su portada, a veces coloreada y buscando los tonos rojo y negro del anarquismo, fue ocupada generalmente por actrices o por dibujos de milicianas o alusivos a la contienda, siendo distribuida gratuitamente entre los milicianos que se encontraban en los frentes de batalla. También cuenta con otra sección que, bajo el epígrafe “Panorama sindical”, daba espacio para informar de todas las organizaciones obreras ‘sin distinción’. (…) fueron publicadas numerosas fotografías, dedicándole una sección propia denominada “Vistas del frente’. (…) Dio cabida asimismo a una destacada publicidad comercial”.

[10] Otros, sin embargo,  sostienen que el político siempre estuvo enamorado de la actriz y, probablemente, en público optaba por disimular. Esto parece más verosímil, dado el carácter pastueño de su hijo.

[11] Juan Ruiz Mantilla afirma que se conocieron en 1934 en Los Ángeles, cuando ella hacía doblajes para la Paramount. V. “Buñuel íntimo e inédito”.

[12] Agradezco vivamente a Javier Fernández López, profesor de Derecho y reputado historiador, además de amigo, sus gestiones a este respecto.

[13] Periodista (Barcelona, 1902-Barcelona, 1969), perteneció a la CNT y fue responsable de prensa y propaganda del Comité del Producción Cinematográfica del Sindicato de Espectáculos durante la guerra, por lo que colaboró asiduamente en Mi revista. En 1936 filmó para el sindicato el documental de 16 minutos, Aragón trabaja y lucha. Antes de la guerra había trabajado también en Films selectos, El Día Gráfico y El cine, publicado  novelas cortas como Una Margarita Gauthier. Del Diario de una modistilla, Supo vengarse y un breve Diccionario cinebiográfico ilustrado. Hubo de marchar al exilio pero, a su vuelta, consiguió colaborar de nuevo con España Tánger, La Vanguardia, El Noticiero Universal… 

                                                       FILMOGRAFÍA

Un hombre de suerte (Benito Perojo, 1930)

Un caballero de frac (Roger Capellani-Carlos Sanmartín, 1931)

Su noche de bodas (Louis Mercanton, 1931)

Lo mejor es reír  (E. W. Emo-Florián Rey, 1931)

El hombre que se reía del amor (Benito Perojo, 1932)

Sierra de Ronda (Florián Rey, 1933)

El hombre que se reía del amor  (Benito Perojo, 1933)

La Dolorosa (Jean Grémillon, 1934)

Susana tiene un secreto (Benito Perojo, 1934)

Rosita_Susana tiene un secreto

Se ha fugado un preso (Benito Perojo, 1934)

-Angelina o el Honor de un Brigadier (Louis King, 1935)

Rosa de Francia, (José López Rubio-Gordon Wiles, 1935)

La vida bohemia (John Alton-Josef Berne-Edgar G. Ulmer, 1937)

El genio alegre (Fernando Delgado, 1939)

-Pepita Jiménez (Emilio “Indio” Fernández, 1946)

-El último amor de Goya (Jaime Salvador, 1946)

El canto de la sirena (Norman Foster, 1948)

 

                                                                                 BIBLIOGRAFÍA

 -ARMERO, Álvaro, Una aventura americana. Españoles en Hollywood, Madrid, Compañía literaria, 1995.

Armero, Álvaro Una aventura americana Españoles en Hollywood (1)

-DÍEZ PUERTAS, Emeterio, El montaje del franquismo. La política cinematográfica de las fuerzas sublevadas, Barcelona, Laertes, 2002.

-GARCÍA DE DUEÑAS, Jesús, ¡Nos vamos a Hollywood!, Madrid, Nickel Odeón, 1993.

-HERNÁNDEZ GIRBAL, Florentino, Los que pasaron por Hollywood, Madrid, Verdoux, 1992.

Hernández Girbal, Los que pasaron por Hollywood (2)

-HEININK, Juan B. y Alfonso C. VALLEJO, Catálogo del cine español. Films de ficción 1931-1940, Madrid, Cátedra / Filmoteca española, 2009.

-RÍOS CARRATALÁ, Juan Antonio, El tiempo de la desmesura. Historias insólitas del cine y la Guerra Civil española, Barcelona, Barril & Barral, 2010, pp. 175-258.

Ríos Carratalá El tiempo de la desmesura

-RUIZ MANTILLA, Juan, «Buñuel íntimo e inédito», El País, 4 diciembre 1911.

-ZULUETA, Carmen de, “Los dos Negrines”, Historia16 nº 311, marzo 2002, pp. 110-121.

Díaz Gimeno, Rosita002

MEDINA, Rafael (Rafael Jaimez Medina), Las Palmas de Gran Canaria, 11-III-1906 / Las Palmas de Gran Canaria, 20-IV-1978. Cantante, violonchelista y actor.Medina, Foto de Galán002

Hijo de un coronel de artillería, de niño formó parte de una rondalla como primer bandurria e inició estudios de solfeo y piano, que pronto sustituyó por el violonchelo. Terminado el bachillerato en su ciudad natal, se trasladó a Barcelona para estudiar Farmacia, carrera que pronto abandonó por la música. Instruido en el violonchelo por su maestro José Getán,  marchó a Ginebra para perfeccionarse con el profesor Benito Brandía. Ya maestro concertista, fue alabado por Pablo Casals y actuó en distintos lugares pero la fuerza de la radio y el cine sonoro le hicieron emprender otro camino. El 16 de marzo de 1933 se presentó en la sala Studium de Barcelona y cosechó excelentes críticas.

 Antes, había debutado en Masnou (Barcelona) como cantor de tangos en una revista de aficionados. Tuvo éxito y el director de Parlophon, que lo había escuchado, le invitó a impresionar su primer disco: “Peteneras” y “Segovianas”. También, tangos como “La pulpera de Santa Lucía” y “Vecinita”. Llamado por los estudios de la Paramount en Joinville, apareció en la película de Carlos Gardel, Melodía de arrabal y en 1931 acompañó a Imperio Argentina en dos cortometrajes, Cuando te suicidas, cantando a dúo el vals «Ya verás, ya verás»  y Buenos días, en el que el dúo fue en la zamba «Niña graciosa»,  pero la crisis de la productora hizo que Rafael tuviera que buscarse la vida en París, donde prescindió del Jaimez, de difícil pronunciación, y se hizo llamar Rafael Medina. En seguida consiguió actuar en locales tan prestigiosos como el Bovino, el Alcázar y en el Casino, con gran éxito. Del mismo modo, fue llamado para actual en las llamadas “Conférences de Charles Cros”, así llamadas en memoria del inventor francés del fonógrafo, bajo los auspicios de Paul Valery, Ravel y Stravinsky.

 A su vuelta España, se casó con Mercedes Bou, hizo dos películas y siguió, únicamente acompañado por su guitarra, actuando por Europa con muy buena acogida. La guerra mundial hizo que volviera a Barcelona para actuar en las orquestas de Martín de la Rosa y Vicente Montoliu, formar la propia y convertirse en uno de los vocalistas más importantes de la posguerra. Grabó muy numerosos discos y sus especialidades fueron el bolero, el tango y el fox. Su educada voz, excelente presencia y conocimientos musicales lo convirtieron en uno de los ídolos musicales de su tiempo.

Una vez retirado, volvió a su tierra natal se aficionó a la colombofilia, volvió a la Orquesta Filarmónica de su ciudad natal como primer violonchelo y llegó a dirigir el Conservatorio donde se había empezado a formar musicalmente y dejó un gran recuerdo como pedagogo.Medina, Cancionero003

«En los jardines de Granada»: https://www.youtube.com/watch?v=Br6cMHnW8Io

Vals de las velas: http://www.goear.com/listen/1d7d0d8/vals-de-las-velas-rafael-jaimez-medina

Arrullo de amor (fox-trot de la película «Pobre rico»: https://www.youtube.com/watch?v=7nWE9vL6txs

FILMOGRAFÍA

-Louis GASNIER, Melodía de arrabal, 1932.

-Fernando DELGADO, Doce hombres y una mujer, 1934.

-Max NOSSECK, ¡Alegre voy!, 1934. Poderoso caballero, 1935.

A. HUGON, Tres argentinos en Montmartre, 1941.

-José LÓPEZ RUBIO, Rosa de África, 1941.

DISCOGRAFÍAMedina, Rafael-Celebridades del Cancionero

-Rafael Medina Vol. 1 (1931-1942) CDVentura 8431194005021.

-Rafael Medina y su orquesta Rafael Medina y su orquesta. Vol. 2 (1942-1949) CD Rama Lama, RO 52342.

BIBLIOGRAFÍA

-BARREIRO, Javier y José Carlos ORTIZ GARCÍA, Voz: «Jaimez Medina, Rafael», Diccionario biográfico español. Madrid, Real Academia de la Historia, Tomo XXVI, pp. 639-640.

J. M. RODRÍGUEZ “RODRI”,  “Rafael Medina”, CD Rafael Medina y su orquesta Rafael Medina y su orquesta. Vol. 2 (1942-1949), Madrid, 2003.

 

Los aficionados a escuchar tangos de los años treinta, posiblemente recuerden este título, cuyas versiones discográficas más conocidas fueron las de Imperio Argentina, Celia Gámez y Mario Visconti, y que fue repetidamente antologizado, apareció en pliegos de cordel y, prueba de su popularidad, mereció los honores de una parodia, publicada en 1932 en la que fue la más famosa de las revistas tangueras españolas, El tango de moda. (V. https://javierbarreiro.wordpress.com/2012/01/14/las-primeras-revistas-dedicadas-al-tango-en-espana/

El autor de la letra, Justo Rocha, la escribió hacia 1928 sin pensar en músico alguno. Un amigo se la llevó al maestro Fernando Díaz Giles, que la trasladó al pentagrama. Ambos autores se conocieron después de escribir cada uno su parte y fue Justo Rocha quien se lo ofreció a Imperio Argentina. Cuando ésta iba a incluirlo en su repertorio, se incrementaron sus compromisos cinematográficos y los autores decidieron enviarlo, entretanto, al concurso de la revista cinematográfica norteamericana Cine Mundial. Parece ser que a dicho certamen, celebrado en Nueva York, se presentaron más de cuatrocientas composiciones y “Ayer se la llevaron” recibió un premio consistente en el lanzamiento de la canción y la inclusión del tango en una película, extremo este último que no me consta se concretase. Sí que inmediatamente lo grabaron Spaventa y la Orquesta Zito en Nueva York para la discográfica Brunswick y, en España,  las citadas Imperio Argentina (Parlophon) y Celia Gámez (Odeón), el intérprete argentino Marino (La Voz de su Amo) y Los Bolivios (Columbia). La peor de las versiones que he escuchado: la de Juan Legido con Los Churumbeles de España  (RCA).

El maestro Díaz Giles fue un estimable músico, nacido en Sevilla en 1887 y muerto en Barcelona en 1960, autor de numerosas obras del género lírico entre las que destacan las zarzuelas El cantar del arriero (1930) y El divo (1942), compuesta en homenaje al tenor Miguel Fleta y una de las últimas piezas del género que popularizó una de sus romanzas, “Soy de Aragón”. Díaz Giles, militar de carrera, compuso también el «Himno de Infantería», que los reclutas debíamos cantar machaconamente todos los días en los tristes tiempos del servicio militar obligatorio. En honor de Díaz Giles diré que esa no era, ni mucho menos, la actividad más desagradable de la jornada. Del casi anónimo Justo Rocha sólo conocemos la nada memorable letra de “Ayer se la llevaron”.

                                                                         Justo Rocha

Realmente, los méritos de este tango estriban mucho más en la música que en la letra. Incluso la parodia, firmada por Palitos y el cómico Alady , tiene bastante más sustancia que el texto original. Reproduzco la letra de ambas para que el lector tenga elementos de juicio.

AYER SE LA LLEVARON (tango)

Música de Fernando Díaz Giles-Letra de Justo Rocha

¡Ven, madrecita, ven; yo quiero hablarte,
quiero contarte
que ayer murió mi amor!
¡Ya puedes figurarte, madrecita,
sin mi vidita,
cuál será mi dolor!
¡Tú estas lejos de mí, tu estas ausente;
pero tendrás presente
lo linda que ella fue!…
La amaba con locura; ¡era tan buena!,
capullito de azucena
que nunca olvidaré.
¡Ayer se la llevaron!… Dulcemente,
sólo un reproche mi aflicción lanzó:
me quiso demasiado intensamente,
por eso, lentamente, la dicha la mató.
¡Volví de acompañarla, acongojado!…
Sobre la mesa de su cuarto amado,
la frente entre las manos, apoyé,
y así, toda la noche, llorando me pasé.
¡Ven, muchachita, ven!… Vení a buscarme
y a acompañarme
en mi desolación.
Tú puedes, como nadie, en mi desvelo,
ser mi consuelo…
¡Ten de mí compasión!
¡Yo quiero con tus besos ir curando
la herida que, penando
por ella, desgarré!…
La amaba con locura, ¡era tan buena!,
capullito de azucena
que ya nunca veré

AYER LA VACUNARON (parodia de “Ayer se la llevaron»)

Letra de Palitos y Alady. Música de F. Díaz Giles

Ven, mama suegra, ven
¡No hay quien la aguante!
La muy cargante
me ha dado un sofocón.
Ya puedes figurarte, suegrecita,
qué patadita
tiene en el esternón.

Ya estás lejos de aquí; tu estás ausente;
afortunadamente
pa’tu tranquilidá..
Cualquier cosa le sirve de molestia
¡y no sabes la muy bestia
las tundas que me da!

Ayer la vacunaron… Fieramente
al practicante casi le mordió
y el suero y la lanceta en plena frente,
igual que una demente,
de un golpe le estampó.
Volví de la ofidina, cabriado…
Sobre la venda que le habían liado,
las manos, sin pensarlo, coloqué…
¡y me pegó un tortazo
que me dejó fané!

Ven, mamá suegra, ven. Vení a buscarla
y a amordazarla,
si lo podés lograr.
Y cuando ya la tengás bien sujeta,
con la… serreta
te la debés llevar.

Yo quiero que me tengas en el prado
comiendo bacalado
y sin poder pastar.
Le tengo un miedo loco; ¡es una mula!
¡y que ni disimula
cuando me va a zurrar!

Comunicación Académica nº 1664 a la Academia Porteña del Lunfardo, fechada el 6 de octubre de 2009 y publicada el 17 de febrero de 2010. Se reprodujo también en Tango Reporter nº 169, junio 2010. (Se añaden nuevos datos)

                                                                Fernando Díaz Giles