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(Reseña del libro de Francisco Carrasquer, Ascaso y Zaragoza. Dos pérdidas: la pérdida, Zaragoza, Alcaraván, 2003, Heraldo de Aragón, 26 de junio de 2003).

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Muertos en  2003, Ildefonso Manuel Gil y José Manuel Blecua, Francisco Carrasquer (Albalate de Cinca, 1915) se convirtió hasta su muerte (2012) en el Decano de las Letras Aragonesas, título al que accedió, lúcido e ignorado, pero con una considerable obra a sus espaldas aunque fuera más conocido por ser uno de los primeros y más constantes estudiosos de la obra de Sender. Autor de tres libros de poesía, una novela, una docena de ensayos y cientos de artículos, Carrasquer era uno de los intelectuales libertarios con una obra más sólida y variopinta, que culminaba en su libro de filosofía política, El grito del sentido común. Muy probablemente, su obra seguirá silenciada si los vértices del poder cultural -que en los últimos decenios han compartido la perversidad política, la estulticia académica, la desfachatez comercial y el analfabetismo de la prensa, todo bien adobado de corruptelas- no dan un vuelco, cosa en la que nadie cree. De cualquier modo, Carrasquer ha tomado con distanciamiento y humor todo esto como constata su ilustrativo artículo titulado Cómo no triunfar en la vida.

Unas líneas para el que se asome de primeras al personaje: Iniciado por su hermano Félix en los ideales anarquistas, estudió el bachiller en Barcelona y fue maestro en el Ateneo Libertario de las Corts. Desde el estallido de la sublevación militar, se incorporó a la lucha en Barcelona, donde fue testigo de la muerte de Ascaso. Hizo toda la campaña en el frente hasta el paso de la frontera por Figueras, ya como Capitán de Estado Mayor. Internado en el campo de concentración de Vernet d’Ariege y reclamado por la Universidad de Nantes, la guerra mundial estalla antes de su incorporación, con lo que pasa a la Resistencia. Acosado por los alemanes, Francisco atraviesa clandestinamente la frontera española en 1943. Al poco, es detenido, encarcelado y después enviado como soldado a Marruecos. Ya licenciado, es detenido por redactar un manifiesto de la Alianza Democrática, torturado y vuelto a ingresar en prisión. Cuando en 1949 puede escapar y marchar a Francia, se licencia en Psicología por la Sorbona. En 1953 recibe una propuesta para trabajar en Radio Nederland. En Holanda se doctora en Letras, con una tesis sobre su coterráneo Sender y enseña Literatura Española diez años en la Universidad de Groninga y dieciocho en la de Leiden. Ya jubilado, vuelve a España en 1985, para asentarse en Tárrega, dedicado a la labor intelectual. 

El trabajo de Francisco Carrasquer constituye un apasionado pero documentado alegato sobre laLa imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es francisco-ascaso-con-su-hermano-joaquin-en-las-ramblas-una-hora-antes-de-morir-en-el-asalto-al-cuartel-de-atarazanas.jpg trascendencia del casi olvidado personaje de Francisco Ascaso* en el movimiento libertario español durante los años que antecedieron a la guerra civil. Pero, sobre todo, una reflexión sobre la influencia que su desaparición pudo tener en el desarrollo de los acontecimientos posteriores al 18 de julio. El autor, que en otros escritos anteriores ha mantenido la tesis de que con la presencia de Ascaso no habría caído Zaragoza y, por consiguiente, no se hubiera perdido la guerra, sistematiza aquí sus opiniones adobándolas con interesantes excursos acerca del dilema «guerra o revolución», la noción de «pueblo» y otras reflexiones sobre la reciente historia española.

No han faltado en las tan poco prietas filas anarquistas los testimonios personales de quienes, desprovistos de voz por la derrota y, sobre todo por los detentadores del poder cultural, han querido dar cuenta de su peripecia y de su protagonismo en la preguerra, en la guerra, en las colectividades, en las cárceles o en el exilio. Aunque muchas de estas publicaciones han tenido difusión muy restringida, ese esfuerzo testimonial nos ha permitido tener un mosaico riquísimo de lo que fue el movimiento libertario español en su época de mayor protagonismo. Casi todos obreros ilustrados a través de la lectura personal o colectiva y del ateneo libertario, no abundan entre ellos los casos de rigurosa formación intelectual. Por eso, la obra de Carrasquer tiene todavía un punto de mayor interés. A su rigor documental y expositivo, une la soltura y la originalidad que delatan al escritor de fuste. Ni en sus escritos críticos se deja llevar del fárrago profesoral ni en los testimoniales proscribe la originalidad ni la prosa cuajada de imágenes y de inteligencia. Y este libro es un excelente ejemplo de todo ello.

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*En 2017 apareció un buen trabajo biográfico de Luis Antonio Palacio Pilarés y Quique García Francés, La bala y la palabra. Francisco Ascaso (1901-1936), Ed. La Malatesta.La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es ascaso-francisco003.jpg

La fotografía insertada en el texto nos muestra a Francisco Ascaso, con su hermano Joaquín en Las Ramblas, una hora antes de su muerte en el asalto al Cuartel de Atarazanas. 

Otra entradas sobre Carrasquer en este blog:

https://javierbarreiro.wordpress.com/2012/07/30/francisco-carrasquer-en-su-circunstancia/

PRÓLOGO A «LOS CENTAUROS DE ONIR» DE FRANCISCO CARRASQUER

INTRODUCCIÓN A «SENDER EN SU SIGLO» DE FRANCISCO CARRASQUER

                                                                                                

Amigo, ¿cómo es que te fijas en esta novela quién te la acerca, cómo la encuentras y cómo llegáis a la conclusión de que debe ser editada?; ¿qué te atrae o te atrajo de ella como bibliógrafo?

Creo que el primero que me habló de ella fue Francisco Carrasquer, el escritor libertario aragonés más significado desde la Guerra Civil, si exceptuamos a Sender. Sampériz y Carrasquer eran de pueblos relativamente próximos y un hermano del último había sido cura en Candasnos, el pueblo de Sampériz. Así que en fecha indeterminada leí el libro en la Biblioteca Nacional y después incluí a Sampériz en el Diccionario de Autores Aragoneses Contemporáneos.

-En esto la colaboración e implicación con la editorial Sariñena y su editor, Salvador Trallero ha debido de ser muy, muy importante…

Fue Salvador quien me habló de editarlo. La rareza de la obra, el destino fatal de Sampériz y la proximidad del autor y escenario del libro a la sede de la editorial influyó, sin duda, en su decisión. Ya habíamos trabajado juntos para editar otro libro singular La vida y la muerte en Aragón, obra de otro aragonés trasterrado en la Argentina, José Gabriel, de quien se deberían editar otros libros igualmente valiosos.

-¿Por qué crees que no está registrada en las bibliografías de la época….?

Los años treinta no han sido muy trabajados hasta hace un cuarto de siglo. La novela corta anarquista, tan leída entonces, apenas se ha estudiado. Siguen saliendo estudios nuevos y, por otra parte, la literatura de carácter social y combativo, en general, fue pobremente editada y sus consumidores perdieron la guerra y, consiguientemente, sus bibliotecas, si las tenían. Además, poseer un libro tan salvaje no dejaba de ser peligroso en la posguerra. Supongo que muchos de quienes lo conservaban lo destruyeron.

-¿Por qué ha pasado como desapercibida hasta que Sariñena editorial la ha desempolvado?

Por las razones que acabo de expresar. El libro era casi inconseguible. Pero sí que es raro que no llegara a él algún profesor o estudioso y, al menos, lo comentara. En 1996 Guillermo Fatás lo citó en la sección “Libros aragoneses”, desgraciadamente desaparecida,  que firmaba en Heraldo de Aragón.  Quien primero estudió al autor fue Valeriano Labara, como Sampériz natural de Candasnos, que en 1998 publicó un folleto, pero que apenas circuló. Al año siguiente publicó un artículo en Trébede y de ahí lo empezó a conocer más gente. En el año 2000 lo citaron también Mariano Constante (Republicanos aragoneses en los campos nazis), la Gran Enciclopedia de Aragón 2000 y Alfonso Zapater en el tomo IV de Líderes de Aragón. Convertir al pobre José Sampériz  en uno de los líderes de Aragón es ensanchar mucho el campo semántico del sustantivo. Sí que han tenido que transcurrir casi nueve décadas para que la obra se reedite.

-Aunque parte de la investigación también se la lleva el intentar saber más del autor José Sampériz; ¿qué ha sido tan difícil de llevar, completar, cumplimentar de la vida de este autor y de él como escritor?

La condición de coterráneo de Valeriano Labara le ha valido para ir entresacando datos de sus convecinos a lo largo de los años, como puede verse en uno de los textos que acompaña la edición. Y yo dispongo de alguna experiencia en estos asuntos pues creo que son diecisiete las obras de autores contemporáneos que he editado. En cuanto  a Sampériz siempre quedan etapas oscuras en su biografía, como la del seminario o su estancia en Cuba. Por no hablar de su calvario en los campos de exterminio. Cada uno de esos ámbitos podría haber dado lugar a sendas novelas.

-¿Es de suponer que a Sampériz le interesaba escribir, pero que no le daba importancia dar a conocer tanto lo que escribía?

Creo que sí le daba importancia. Él enviaba sus textos a quien se los aceptara. Sus editores, evidentemente, fueron de tercera o cuarta fila y sus artículos se publicaron en prensa regional o comarcal.

-¿Qué nos perdimos de Sampériz como escritor porque  encuentra la muerte en el Campo de Concentración de Mauthausen y allí se pierde una vida y a un escritor?

En primer lugar, su evolución. Tenía sólo 23 años cuando publicó Candasnos y 31 cuando fue asesinado. Y, como indiqué antes, nos perdimos las novelas del seminario, de la Cuba del dictador Machado y de los campos nazis. Tras las experiencias de ambas guerras, era esperable que sus puntos de vista se hubieran modificado sensiblemente.

-¿Por qué es calificada, Candasnos, de “una novela de excepcional rareza”?; ¿tú qué nos puedes decir al respecto? , ¿Por qué tiene esa mezcla de ser intergeneracional… por ese corte tráfico, dramático…?

Dos cosas sorprenden hondamente: la bestial brutalidad, el salvajismo de muchos pasajes que son de lo más tremendista que he leído en la literatura española y la utilización de un lenguaje hiperculto, rebuscado a veces, de un refinamiento que no se corresponde con la ferocidad de  la historia.

-Una novela de corte generacional porque, como explica Simeón Omella, se encuentra o viaja a caballo ente “el mundo lorquiano”, con esa tragedia constante, rondando… y  la “mirada de Valle-Inclán”?

Como acabo de decir, la tragedia es hiberbólica, apocalíptica, rural y todo lo que se quiera. Sólo en lo de tragedia se puede aproximar a Lorca pero ni roza su finura ni su carácter telúrico o simbólico. Y algo parecido se puede decir del lenguaje, que, como el de Valle, es rebuscado y exquisito pero peca de artificiosidad y de un constante prurito por espantar al lector.

Enlazando con las dos preguntas anteriores a mí me recuerda a la manera de ver, percibir, reciclar la realidad que le pasa y que luego escriben…nada, que reconozco a Ramón J Sender…

Con Sender puede tener concomitancias ideológicas y generacionales, aparte de la pertenencia a comarcas limítrofes pero muy pocas literarias ni en el fondo ni en la forma ni en la técnica y estructura ni tampoco en la ambición literaria. Por otra parte, Sender escribía desde la serenidad y Sampériz, en Candasnos, evidentemente, no.

-Me parece que hasta, perdona el atrevimiento de una lectora sin más, practica una literatura nihilista…

En eso estaría más de acuerdo pero lo que yo percibo es un desequilibrio general en el autor que, puede pensarse, fuera motivado por experiencias de las que poco sabemos. La intensidad es tanta que, a veces, no puede uno tomárselo muy en serio. No tanto, pero su novela anterior, El sacrílego, aparte de más aburrida y cansina, también es algo desequilibrada. No así los pocos artículos que han llegado hasta mí.

-Todo transcurre en un pueblo oscense, Candasnos con ese aire de tristeza contenida, de fríos avanzados, de miedos contenidos…de esperas, de avanzadas ausencias.

Desde luego, Candasnos puede presumir de ser un pueblo que sirve de escenario único a una novela completa. Otra cosa es que sus vecinos estén muy satisfechos de la versión que ofrece Sampériz.

-El autor tiene una trayectoria vital muy rica: el viaje a Cuba, el querer retornar a tierra oscense, decisiones que hacen que tenga un destino y no otro…, indudablemente esto enriquece a la narrativa, a la novela…..proporcionalmente como lo enriquece a él mismo…

Antes, como hoy, quien salía de su casa para correr mundo podía tener dificultades pero su visión se ensanchaba y se maduraba mucho antes. Es obvio que Sampériz fue al seminario porque en el ámbito rural era la única forma de cursar estudios para quien mostrase algún talento y no perteneciera a familia acomodada. Resulta palmario que la experiencia fue muy negativa para él y para tantos otros, como su prologuista Ángel Samblancat, el citado Francisco Carrasquer o Joaquín Maurín, todos oscenses y, después, de ideología avanzada. Pero esa experiencia le sirvió para saber lo que no quería y dónde estaba el enemigo. Lo mismo puede decirse de sus años en Cuba, donde se encuentra una dictadura mucho peor que la “dictablanda” de Alfonso XIII y Primo de Rivera, pero también estímulos vitales, intelectuales y lingüísticos que lo enriquecen y que se advierten claramente en la novela que comentamos.

-Javier, ¿qué ves, qué notas del pensamiento libertario  en la escritura y el tratamiento de la historia que se desarrolla en Candasnos?

Los dos hermanos Trigo, antagonistas del cura Mosén Antonio, aunque acomodados, son totalmente anarquistas; el que oficia de alcalde es un libertario racional y el otro, visceral, mucho más nihilista, dostoievskiano, pero también partidario de la acción directa. Aparte de los muchos fragmentos de la novela en los que se enuncian explícitamente ideas libertarias.

¿A José Sampériz se le podría definir como un intelectual, sobre todo un pensador, que lo vuelca todo o en parte en la literatura, aunque me da, constantemente, que guarda mucho en su interior?

 Evidentemente, sería un sujeto idal para un psiquiatra. En Candasnos percibimos que su mente era un torbellino que nos revela a un narrador de grandes posibilidades y llamativa originalidad pero que, quizá, allí debería haber sido más controlada. Su cerebro es un pantano con enorme capacidad, pero al que se le han roto las compuertas.

(Publicado en  Aragón Digital, 6-VI-2017)

La quevediana “hora de todos” llega a Juan Goytisolo, contexto e imagen tan cercanos a varias generaciones de “letraheridos”. Era hombre que suscitó grandes animadversiones en derechas e izquierdas, siempre aparentemente agraviado y con un discurso tan necesario como discutible. Autor de varias de las novelas más importantes de la segunda mitad del siglo XX, protagonista de una lectura apóstata, disidente e iconoclasta de la historia y la literatura españolas en la onda de Américo Castro y editor y reivindicador de muchos de esos heterodoxos, como Francisco Delicado, Estebanillo González, el abate Mairena, Blanco White… Fue también el primer escritor español de relevancia que tuvo la valentía de salir del armario en sus dos excelentes libros de memorias, Coto vedado y En los reinos de taifas (1985-1986).

Lo conocí en París con gabardina, estando él en su plenitud vital y yo en mi tierna juventud. Sus primeras novelas sociales no me habían gustado demasiado pero sí –y mucho- sus libros de viajes por Almería y su provincia, su tan innovadora como deslumbrante novela, Señas de identidad, y los muy discrepantes ensayos reunidos en El furgón de cola. Excepto Campos de Níjar, que fue censurado, los dos antes citados y La Chanca, sobre este barrio almeriense, hubieron de ser publicados lejos de la España franquista.

No recuerdo por qué motivo, a mediados de los setenta, viajé a la capital de Francia; sí sé que pedí su teléfono a Francisco Carrasquer, entonces profesor en Leyden y uno de los mejores estudiosos del escritor barcelonés. Como me ha gustado conocer a quien previamente admiraba y los escritores suelen encontrar tan pocas ocasiones de recibir homenajes, atendió -primero desconfiado y después, gustoso- mi llamada y me invitó a cenar. Hablamos mucho de sus libros y un poco de la situación internacional. Se congratuló de que no fuese maoísta, como buena parte de los jóvenes izquierdosos españoles de entonces. Después, nos tomamos una copa. Hacerlo en París, nos parecía y nos salía carísimo a los españoles de antes pero, a pesar de que me habían advertido de que Juan pecaba de roñoso, también me invitó. Y no sólo eso, al despedirnos, como buscando un recuerdo que entregarme, rebuscó en uno de los bolsillos de su blanca gabardina, tan apropiada para ese tópico París grisáceo y medio lluvioso, me dio la mano, me entregó unos papeles arrugados y fuese. Me los guardé para disfrutarlos más tranquilamente y, cuando lo hice, vi que se trataba de unos cuantos tickets, la factura de la cena, otra factura de la tintorería…

La verdad es que me sentí despechado. ¿Tan devoto me consideraba como para guardar esos papelujos como recuerdo del maestro? Hice un rebullo y me desprendí de ellos. Sin embargo, no muchos años más tarde, me enteré de que el escritor depositaba su legado vital y bibliográfico en la Universidad de Washington y a ella iba entregando todos los papeles que tenían que ver con su vida y obra, incluso aquellos tan volanderos, como los que a mí me había entregado. Muy consciente y sabedor debía ser, pues, don Juan de su propia importancia, cuando se la daba a elementos tan fútiles y muy poco lo debía ser yo, cuando entregué a la papelera, lo que debería de poblar los archivos académicos.

De cualquier modo, espero que, cuando se desvelen en 2031 los dos manuscritos que el escritor legó al Instituto Cervantes, con ocasión de recibir en 2014 el premio homónimo, estos alberguen algo más sustancioso.

ALÁIZ DE PABLO, Felipe, Belver de Cinca (Huesca), 23-05-1887 / París (Francia), 08-04-1959
Seudónimos: Rodela / Javierre / Marco Flavio / Clavileño
Género: Narrativa

Alaiz, Felipe

Fue hijo de un capitán que participó en la Guerra de Cuba y, al retirarse, se trasladó con la familia a Albalate de Cinca, donde pronto fallecería. Felipe cursó estudios en Lérida, Huesca y Zaragoza. Al mismo tiempo, comenzó a colaborar en publicaciones periodísticas y a contagiarse del ambiente bohemio y militante de la época, que lo llevó hasta Barcelona, París, Sevilla y Madrid, si bien la Ciudad Condal fue su principal centro de operaciones. En Zaragoza dirigió durante dos años la Revista de Aragón y, más tarde, firmó artículos en Heraldo de Aragón, Cultura y Acción y Diario de Aragón. En Madrid y a instancias de Ortega y Gasset, colaboró en El Sol y tuvo un estrecho contacto con la vida cultural. En ese periodo, al finalizar la segunda década del siglo, su republicanismo federal fue dando paso a las ideas libertarias, de las que llegó a ser uno de los más conspicuos difusores en el tiempo que le tocó vivir. Para su principal estudioso, Francisco Carrasquer, se trata del novelista más valioso que dio el anarquismo español. De cualquier modo, su quehacer periodístico se mantuvo siempre vigente y fue el que cimentó su reputación. Dio a la prensa centenares de artículos y dirigió periódicos de tanta repercusión como Tierra y Libertad o Solidaridad Obrera. Multado, detenido y encarcelado en numerosas ocasiones, durante la Guerra Civil se opuso a la participación cenetista en el gobierno republicano, lo que deparó su confinamiento en Lérida. En el exilio francés, tras larga estancia en campos de concentración, vivió en hoteluchos parisinos con escapadas a Toulouse y Burdeos, donde publicó los breves y lúcidos ensayos a los que dedicó su energía. Volvió a colaborar y dirigir publicaciones libertarias como CNT y, en la medida de lo posible, siguió con su labor como traductor de escritores contemporáneos hasta su muerte en un hospital parisino.

Alaiz QuinetEn 1922 publicó su primer folleto, El trabajo será un derecho, y un año Alaiz Tipos españoles IIImás tarde comenzó su serie de novelas cortas, dada la dificultad de publicar textos revolucionarios durante la dictadura primorriverista. Muy pronto apareció la que será su única novela larga, Quinet, original estampa de la sociedad española de su tiempo, donde ya destacan su preocupación por el estilo y la solidez de la construcción narrativa. Lo que empieza siendo en la primera parte, «Ciudad mudéjar», la visión personal del protagonista, Quinet, de una capital de provincia (Zaragoza), se fragmenta y multiplica en la Villa de Segundones (Albalate de Cinca). En «Corros», los estilos se gradan en torno a los temas de reunión de los estudiantes, monjas, asistentes a cafés y niñas que la protagonizan. En el tramo final, «Virgen Ceñuda», un Quinet andariego que ya «ha aprendido a mirar», claro y distinto, se ofrece a la libre opinión y a la libre plática con el lector. Se trata, pues, de una novela «diferente» y de gran modernidad, de la que no existen ediciones recientes.

Sus narraciones breves tienen poco que ver con la típica literatura de las colecciones anarquistas, en su mayor parte de carácter folletinesco y elemental. Resalta especialmente María se me fuga de la novela, en su línea de originalidad y vanguardismo. En el terreno del ensayo, trató de condensar sus ideas en los veinte folletos de la serie «Hacia una federación de autonomías ibéricas», que publicó Tierra y Libertad a excepción de los tres editados en los años ochenta del pasado siglo. Una muestra significativa de su obra periodística está recogida en los dos tomos, también póstumos, de Tipos españoles. Escritor muy personal, su obra de creación apenas ha tenido intérpretes, tanto por su escasa circulación, como por la dificultad de adscribirlo a corrientes determinadas. Los más útiles aunque parciales acercamientos se deben a Francisco Carrasquer y José Domingo Dueñas.

Aláiz, Felipe 1955

                                                                         OBRAS

Ellisabet (novela), Barcelona, Col. La Novela Roja nº 32, 1923.

Oro molido (novela), Sevilla, Barral, Col. La Novela de Actualidad nº 7, mayo 1923.

Quinet (novela), Barcelona, Hoy, 1924. / París, Ediciones Solidaridad Obrera, 1961.

Fulano de tal (novela), Barcelona, La Revista Blanca, Col. La Novela Ideal, 1924.

El grumete (novela), Sabadell (Barcelona), Crisol, Col. La Novela Social nº 4, 1926.

Amor mío, ven temprano (novela), Barcelona, Col. La Novela Roja nº 3, 1926.

El voluntario superviviente. Sociología del lobo (novelas), Barcelona, Vértice, 1931.

Un club de mujeres fatales (novela), Barcelona, La Revista Blanca, Col. La Novela Ideal nº 241, 1931.

María se me fuga de la novela (novela), Barcelona, La Revista Blanca, Col. La Novela Ideal nº 303, 1932.

Cómo se hace un diario. Una hora de lectura (ensayo), Barcelona, Horizontes, 1933.

La expropiación invisible (ensayo), Barcelona, Cuadernos Rojo y Negro, 1933.

Los aparecidos (novela),  Barcelona, La Revista Blanca, Col. La Novela Ideal nº 381, 1935. / (ed. modificada) El aparecido, Toulouse (Francia), Universo, s. f. ¿1947?

El problema de la tierra. Reforma agraria y expropiación social (ensayo), Barcelona, La Revista Blanca, 1935.                                                                            Alaiz, Felipe_Vida y muerte de Ramón Acín

Vida y muerte de Ramón Acín (biografía), Barcelona, CNT-FAI-JJLL, 1937.

Durruti. Biografía del héroe de la revolución de julio, Barcelona, Maucci, 1937.

Por una economía solidaria entre el campo y la ciudad (ensayo), Barcelona, CNT-FAI, 1937.

La Universidad popular (ensayo), Valencia, Nosotros, 1938.

Vicente Blasco Ibáñez (biografía), Barcelona, Mundo, 1938.

España social federal (ensayo), Burdeos (Francia), Tierra y Libertad, 1945.

Nueva maldición del practicismo (ensayo), Burdeos (Francia), Tierra y Libertad, 1945.

El municipio español desde la época de Roma (ensayo), Burdeos (Francia), Tierra y Libertad, 1945.

La federación local es el municipio (ensayo), Burdeos (Francia), Tierra y Libertad, 1945.

El municipio, mandatario de la asamblea abierta (ensayo), Burdeos (Francia), Tierra y Libertad, 1945.

Excursión reclusiana por la España fluvial (ensayo), Burdeos (Francia), Tierra y Libertad, 1946.

Excursión reclusiana por la España árida (ensayo), Burdeos (Francia), Tierra y Libertad, 1946.

Las costas de la Península Ibérica (ensayo), Burdeos (Francia), Tierra y Libertad, 1946.

Cultura metódica de base funcional (ensayo), Burdeos (Francia), Tierra y Libertad, 1946.

Economía federable (ensayo), Burdeos (Francia), Tierra y Libertad, 1946.

Arte de escribir sin arte (ensayo), Toulouse (Francia), FIJL, 1946.

Sentido actual de la cooperativa (ensayo), Burdeos (Francia), Tierra y Libertad, 1947.

Arte accesible (ensayo), Burdeos (Francia), Tierra y Libertad, 1947.

Cifra y prueba de la vida local española (ensayo), Burdeos (Francia), Tierra y Libertad, 1947.

Alaiz Hacia una federación de autonomías Ibéricas006

Indalecio Prieto, padrino de Negrín y campeón anticomunista (ensayo), Toulouse (Francia), Páginas Libres, 1947.

La jueza (comedia social), estr. en Toulouse en 1947.

Carta municipal acordada (ensayo), Burdeos (Francia), Tierra y Libertad, ¿1947?

Urbanismo (ensayo), Burdeos (Francia), Tierra y Libertad, ¿1947?

Las ideas universales en el pensamiento español (ensayo), Burdeos (Francia), Tierra y Libertad, ¿1947?

País Vasco y Cataluña (ensayo), Burdeos (Francia), Tierra y Libertad, 1948.

Las ideas universales en el pensamiento español (ensayo), Burdeos (Francia), Tierra y Libertad, 1948.

La zarpa de Stalin sobre Europa (ensayo), Toulouse (Francia), Páginas Libres, 1948.Alaiz La zarpa de Stalin sobre Europa

Azaña. Combatiente en la paz, pacifista en la guerra (ensayo), Toulouse (Francia), Páginas Libres, ¿1948?

Sugestión de España en el mundo (ensayo), Toulouse (Francia), CNT, 1948.

Tipos españoles (semblanzas, 2 vols.), París, Umbral, 1962-1965.

Por una Iberia vertebrada (ensayo), Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 1984.

Relación sociable de los pueblos ibéricos (ensayo), Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 1984.

Conclusiones (ensayo), Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 1984.

 

                                                           BIBLIOGRAFÍA

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Carrasquer Felipe Aláiz Estudio y Antología008

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Publicado en Javier Barreiro, Diccionario de Autores Aragoneses Contemporáneos (1885-2005), Zaragoza, Diputación Provincial, 2010, pp. 60-63.

Alaiz Sugestión de España en el mundo005Aláiz Arte accesible