(Publicado en Aragón Digital, 29-30 de julio de 2018)

Era de esperar, pero ha pasado inadvertido el centenario de Santiago Lorén, que el 10 de julio hubiera  cumplido cien años. Desde su revelación con La casa con goteras, Premio Planeta en su segunda convocatoria (1953), don Santiago fue el novelista aragonés más exitoso en España, hasta que la censura permitió a partir de 1966 que empezaran a llegar a los lectores algunas de las narraciones de los exiliados, con Sender a la cabeza.

Santiago Lorén se había dado a conocer con su primera novela en 1952, Cuerpos, almas y todo eso, título que remedaba el best seller de un autor popularísimo por entonces, Maxence Van der Meersch, que en 1946 había editado Cuerpos y almas. Luego llegó el Planeta con la citada novela de índole realista, como era normal en los años cincuenta, y con sus toques de humor negro. Se desarrollaba en la comarca de Calatayud, donde su autor había trabajado como ginecólogo. Poco a poco, fueron apareciendo al menos veinte libros de narraciones más, que se vendieron muy bien.

Pero don Santiago tocó otros palos, tanto literarios como de otros tipos: algunas obras de teatro, dos libros de memorias, uno de ensayos, una monumental guía de Aragón y varias biografías. La escrita sobre la vida de su tocayo Cajal, dio lugar a una popularísima serie de televisión en diez capítulos, Ramón y Cajal. Historia de una voluntad (1982) dirigida por José María Forqué e interpretada por Adolfo Marsillach, que alcanzó un gran éxito y hoy día puede verse en “RTVE a la carta”. El propio Forqué dirigió Miguel Servet. La sangre y la ceniza (1989), que asesoró y documentó el médico belchitano.

Santiago Lorén dejó a los siete años su pueblo natal y llegó a Zaragoza, para vivir en las cercanías del Matadero. Alumno brillante de Allué Salvador en el Instituto Goya y buen lector desde niño, cursó medicina, que, aún estudiante, tuvo ocasión de ejercer durante la Guerra Civil en las terribles batallas de Teruel. Especializado en Ginecología, fue destinado a Calatayud, donde la naturalidad de las gentes y la confianza que muchos pacientes depositan en el médico, le sirvió para recrear en sus novelas las historias que le contaban. Una vez conseguido el Planeta, se convirtió en colaborador habitual de la prensa e incluso llegaría a dirigir la edición aragonesa del diario Pueblo, en los últimos años del franquismo, periodo que historió en su último libro publicado, Cierzo de papel (1993), repleto de interesantes datos acerca de la vida política y periodística de esos conflictivos años.

Sin embargo, el libro que yo prefiero de los que he leído de este autor es Memoria parcial

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(1978), finalista del Premio Espejo de España, que historia su peripecia adolescente y juvenil desde 1930 a 1937. Citaré otros dos testimonios que certifican esa excelencia: Luis Horno Liria, crítico literario de Heraldo de Aragón durante medio siglo, personaje muy conservador pero ecuánime y certero en sus juicios, en su reseña del 3 junio de 1978, tras denostar durante varios párrafos las ideas y modos del autor, reconoce en el párrafo final: “la visión de Zaragoza se nos ofrece es original auténtica, con fiel descripción de calles, porches, paseos, barrios, ríos (…) ¡qué vivos, qué bien descritos están!”. El otro testimonio es el de mi padre, al que, sabedor de sus gustos, presté el libro para que lo leyera. Al final de su última página escribió: “cojonudo”.  

El escritor tuvo sin duda una vida intensa, pues, además de lo dicho, fue profesor de Historia de la Medicina en la Facultad, probó la política presentándose a concejal de Zaragoza por el Partido Socialista Popular, de Tierno Galván –le faltaron mil votos para obtener el acta-y tuvo un protagonismo público, que excedió el de la capital aragonesa. Sus últimos años estuvieron marcados por una demencia senil, que le impediría hacer uso de sus facultades a partir de 1993.

Zaragoza reconoció su labor nombrándolo Hijo adoptivo de la ciudad en 1991 y, años después, daría su nombre a una glorieta en el barrio de la Ilustración, nombre que le habría gustado. Sin embargo, a ocho años de su muerte no tengo noticia de que se le haya recordado y, lo que es peor, de que se sigan leyendo sus libros.

LORÉN ESTEBAN, Santiago, Belchite (Zaragoza), 10-07-1918 / Zaragoza, 26-11-2010.

                                                                         OBRAS

Cuerpos, almas y todo eso (novela), Barcelona, Janés, 1952.

Una casa con goteras (novela), Barcelona, Planeta, 1954.

Las cuatro vidas del Dr. Cucalón (novela), Barcelona, Planeta, 1954.

Cajal, historia de un hombre (biografía), Barcelona, Aedos, 1955.

Vivos y muertos (novela), Barcelona, Corinto, 1955.

El verdugo cuidadoso (novela), Barcelona, Planeta, 1956.

Déjeme usted que le cuente… (cuentos), Zaragoza, Publicaciones CEJ, 1956.

Diálogos con mi enfermera (cuentos de humor), Madrid, Taurus, 1958.

El baile de Pan (novela), Barcelona, Planeta, 1960.

Un muerto para empezar (comedia), estr. en 1960.

Mateo José Buenaventura Orfila (biografía), Zaragoza, IFC, 1961.

Siete alcobas (novela), Barcelona, Planeta, 1964.

La muerte ríe (novela), Barcelona, Myne, 1965.

El pantano (nueva versión de Vivos y muertos), Barcelona, Plaza & Janés, 1967.

Del electrón a Dios (ensayo), Barcelona, Plaza & Janés, 1968.

La rebotica (cuentos), Zaragoza, Pórtico, 1969.

VIP (novela), Barcelona, Destino, 1971.

Clase única (novela), Barcelona, Planeta, 1975.

Historia de un pendón (novela), Barcelona, Planeta, 1976.

Aragón (guía), Barcelona, Destino, 1977.

Memoria parcial (memorias), Barcelona, Planeta, 1978.

No tenía corazón (novela), Madrid, Sedmay, 1979.

Hospital de guerra (novela), Zaragoza, UNALI, 1981.

La rebotica (teatro), estr. en 1982.

Ramón y Cajal, historia de una voluntad (biografía), Barcelona, Noguer, 1982.

El proceso de madame Lafargue (novela), Barcelona, Planeta, 1983.

La vieja del molino de aceite (novela), Barcelona, Planeta, 1984.

Mi señor don Fernando, la conquista de un reino (novela), Zaragoza, Mira, 1992

Cierzo de papel (memorias), Zaragoza, Mira, 1993.

El bingo (teatro)

No se puede contra el amor (teatro)

El quiste (teatro)

                                                        BIBLIOGRAFÍA

-ABELLÁN, José Luis, «Reseña» de Del electrón a Dios, Ínsula nº 265, diciembre 1968.

-ALEGRE, José Luis y Francisco José MONTÓN, Guía del teatro en la provincia de Zaragoza, Zaragoza, DPZ, 1983, pp. 125 y ss.

-ARANGUREN EGOZKUE, José Luis, Los premios Planeta aragoneses, Zaragoza, Ateneo, 1990.

-, Los ojos hablan. Glosas …, Zaragoza, Gráf. Alcor, 1995.

-CASTRO, Antón, «Santiago Lorén gana el Planeta», Gran Enciclopedia Aragonesa, apéndice IV, Zaragoza, UNALI, 2001, p. 284.

-DOMINGO, José, «Novela colectiva y novela intelectual» (Reseña de VIP), Ínsula nº 308-309, julio-agosto, 1972.

-FERNÁNDEZ CLEMENTE, Eloy, «Reseña» de Memoria parcial, Andalán nº 254, 25-I-1980.

-GARCÍA CASTÁN, Concha, Voz: «Lorén Esteban, Santiago», Gran Enciclopedia Aragonesa, tomo VIII, Zaragoza, UNALI, 1981, pp. 2097-2098.

-GISTAÍN, Mariano, «Santiago Lorén, no sólo escritor», El Día, 10-VI-1984.

-HERNÁNDEZ RUIZ, Javier y Pablo PÉREZ RUBIO, Diccionario de aragoneses en el cine y el video (1896-1994), Zaragoza, Mira, 1994.

-HORNO LIRIA, Luis, Autores aragoneses, Zaragoza, IFC, 1996, pp. 393-406.

-MARRA-LÓPEZ, José Ramón, «Reseña» de Siete alcobas, Ínsula nº 215, octubre 1964.

-MINISTERIO DE CULTURA, INSTITUTO NACIONAL DEL LIBRO, Quién es quién en las letras españolas, Madrid, 1979 (3ª ed.), p. 265.

-NAVALES, Ana María, Antología de narradores aragoneses contemporáneos, Zaragoza, Heraldo de Aragón, 1980, pp. 24-25, 87-100.

-SAINZ DE ROBLES, Federico Carlos, Diccionario de la Literatura, vol. II, Madrid, Aguilar, 1973, p. 680.

-SANZ VILLANUEVA, Santos, Historia de la novela social española (1942-1975), vol. II, Madrid, Alhambra, 1980.

-, «Reseña» de Mi señor don Fernando, Diario 16, 27-VIII-1992.

-SOLDEVILA DURANTE, Ignacio, La novela desde 1936, Madrid, Alhambra, 1980.

-VAL, Luis del, «Prólogo» a Cierzo de papel, Zaragoza, Mira, 1993.

-VÁZQUEZ DE PARGA, Salvador, La novela policiaca en España, Barcelona, Ronsel, 1993.

comentarios
  1. María Jesús Soriano Guallarte dice:

    Se le sigue leyendo.
    Y es recordado por unos pocos,aunque debería de serlo mucho más.
    Pero como suele ocurrir en Aragón somos más bien parcos en alabanzas y se llega a veces tarde nunca o mal a los reconocimientos.

  2. Peña Lorén dice:

    Hola Javier, no te conozco pero hoy me has dado una gran alegría con tu artículo sobre mi padre, el gran olvidado Santiago Lorén. No sabes qué ilusión leer unas palabras tan generosas y con tanto conocimiento de su figura. Es cierto que la demencia senil (no Alzheimer, pero qué más da, todas se parecen),que padeció desde mitad de los noventa lo dejó sin energía para seguir escribiendo aunque mantuvo hasta el final dentro de su mente desarbolada un humor fino y restos de una sorna a prueba de bombas.
    Leo tu blog y me parece de lo más interesante. Desde hoy tienes una nueva seguidora. Felicidades.

  3. Jacobo Jaro dice:

    Aunque mi comentario no es sobre Santiago Lorén ni sobre la presente entrada (pongo el comentario aquí por si hacerlo así pudiera garantizar que lo lea usted pronto al revisar los comentarios nuevos de la entrada más reciente de su blog), quiero consultarle algo, Javier Barreiro, sabiendo como sé que usted es un experto en Raquel Meller. Tal y como algunos aseguran, ¿el primer disco de Raquel Meller es el que en 1912 grabara con el sello Odeón y que incluyera en sus dos caras «La Modistilla» y «La Echadora de Cartas»? Gracias y perdone que publique esto aquí.

    • Raquel registró 18 cuplés para Odeón en 1912, mientras actuaba en Zaragoza. Según el orden de grabación, la primera fue «La modistilla» y la segunda, «La gitanilla»; luego se acoplaron en los discos sin seguir el orden de grabación.
      Por eso «La modistilla» está acompañada en la otra cara de «La echadora de cartas», que fue la nº 14 en el orden de grabación. Toda la discografía y el proceso de producción de las grabaciones de Raquel Meller, figuran en mi libro «Raquel Meller y su tiempo», pp. 135-226.

  4. Jose Luis Guinot Rodriguez dice:

    Cuatro años después de este artículo, lo descubro mientras busco quien fue Santiago Lorén. Yo soy médico oncólogo en el Instituto Valenciano de Oncología. He escrito cuatro ensayos. Y de casualidad me encontré en marzo en una librería de lance el libro Del electron a Dios. No conocía a Santiago, pero me identifico muchísimo y me parece un libro magistral, que describe mucho de lo que yo he ido elaborando sobre la compresión de lo que es el ser humano.
    Me gustaría expresar mi gratitud a usted, Javier, por sus palabras, y a su familia por lo que significa dejar un legado que permanece.

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