PANTICOSA LÍRICA, UN RARO FOLLETO POÉTICO DE 1927

Publicado: septiembre 26, 2012 en Artículos, Canción popular, Literatura
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El balneario de Panticosa es uno de esos lugares al que, creo, no volveré. Simplemente, porque lo conocí antes de su desdichada remodelación, cuando aún se conservaba la mayor parte de los edificios y el ambiente de cuando fue construido. Prefiero conservar el recuerdo que mascullar imprecaciones.

Sobre el balneario, escribió Braulio Foz un todavía inédito, Los baños de Panticosa; Wenceslao Retana, efímero gobernador de Huesca y padre del famoso novelista erótico e historiador de las varietés, Álvaro, situó allí su novela, La tristeza errante (1903) y Ramón Salanova hizo lo propio en Balneario (1954). Por su parte, Rafael Santos Torroella dedicó al lugar dos breves encartes poéticos:  Cuadernos de Panticosa 1970 y 1975. Y Alejandro Salvador Zazurca publicó en 2009, La fuente de la belleza. Diario del balneario de Panticosa. Debe haber alguna otra obra de creación que no conozco. Pero el que hoy quiero traer a colación es el librito del título, que ojeé hace unos años y que, después, obtuve gracias a Miguel Ángel Buil.

El artículo fue publicado recientemente en el reciente número especial que el Diario del AltoAragón, dedica todos los años el día de la Fiesta de San Lorenzo, 10-VIII-2012.

 Subtitulado “Colección de versos y cantares compuestos en momentos de buen humor” y editado en Madrid por la Imprenta y Encuadernación de Julio Cosano, el texto, de tan sólo dieciséis páginas, aparece  firmado con el seudónimo El Bardo de los Pirineos. José Luis Calvo Carilla lo relaciona (p. 231) en la bibliografía de su estudio, El modernismo literario en Aragón, Zaragoza, IFC, 1989 y se recoge también en mi Diccionario de Autores Aragoneses contemporáneos (1885-2005), Zaragoza, DPZ, 2010, p. 146, pero no he encontrado dato alguno sobre la identidad este Bardo de los Pirineos.

El seudónimo proviene de un personaje de la trilogía lírica de Felipe Pedrell, Los Pirineos (1891), compuesta sobre un extenso poema de Víctor Balaguer. El compositor utiliza también el nombre en un ensayo-manifiesto, “Por nuestra música”, que precede a la obra. Pero, de hecho, El Bardo de los Pirineos es un personaje intemporal de dicha ópera, que va rememorando y cantando la historia de los montes pirenaicos, de Navarra a Cataluña (V. Heraldo de Madrid, 5-I-1902). Se trata de una figura venerable que viste la blanca túnica de los bardos celtas y porta un arpa de oro.

Volviendo a la obra analizada, en su cubierta, un gato negro, porta un laúd. El texto comienza con un soneto, “Las aguas de Panticosa” en el que se publicitan los beneficios que el agua del balneario obra en los tuberculosos. Prosigue con una parodia del cuplé de Álvaro Retana y Gaspar de Aquino, “Batallón de modistillas” (1912), en el que  se nombra a varios de los empleados del hotel y se advierte de que el doctor, en su primera visita, prohibirá fumar y beber a los pacientes. A continuación, una breve parodia de “La Marsellesa”, entona su guerra a las enfermedades respiratorias. Con la música de la canción napolitana “¡Oh, Mari!”, se canta al buen humor y al olvido del sufrimiento. Sigue después, y con música del sainete lírico El gorro frigio (1888), una canción que cuenta como un banquero con seis hijas, logró casarlas en media docena de años de visitas a Panticosa y cómo una dama millonaria también logró marido.

Aparecen luego la partitura y la letra de un danzón cubano, estilo que empezaba por entonces a ponerse de moda. Con el título “Manuel” contiene varias recomendaciones para disfrutar y sacar buen rendimiento de la estancia en estas termas. Siguen después, partitura y letra de un “Himno” en seis partes, en el que se describen jocosamente varias de las particularidades del balneario:

                                                 Los que tenéis bronquitis

                                                 con vómitos de sangre,

                                                 con fiebre, inapetencia

                                                 y gran demacración,

                                                 debéis beber el agua

                                                 del manantial del Hígado

                                                 y tomar con constancia

                                                 y fe su inhalación.

De nuevo una parodia del cuplé “Las caramellas”[1], del que se aporta también un fragmento de su partitura. En ella el visitante se sorprende de que, habiendo pensado encontrar allí enfermos y depresivos, se tropieza con gente de buen humor en la que el agua milagrosa ha operado una positiva transformación. Otro elogio de las aguas, emprende el siguiente cantable, con música de La Corte de Faraón (1910). En la penúltima página, y bajo el título de “Cantares, guajiras y jotas”, una serie de nueve coplas con temática variada. Finalmente, dos guajiras de diez versos romanceados y un “Decálogo del enfermo del pecho”, con temática muy similar a lo anterior, rematan el folleto.

Es probable que estos versos se escribiesen para alguna representación jocosa, pues en la parodia de “Batallón de modistillas”, se alude a un coro que, mientras entona que no fumar es lo mejor asintiendo a las recomendaciones del doctor, todos sus miembros fuman. De no aparecer algún documento o  referencia, es muy difícil presuponer el autor, pues apenas hay elementos que nos puedan orientar en una u otra dirección. Únicamente, la elección del seudónimo El Bardo de los Pirineos y la inclusión de partituras en el texto, puede hacer pensar que dicho autor tuviera conocimientos de música.


[1] En la partitura original su título es “Les caramelles” (en Cataluña, canciones populares que se cantaban en la Pascua de Resurrección) y figura como marcha. Sus autores son Juan Misterio, seudónimo de Juan Casas Vila, y Cándida Pérez Martínez. Popularizado por la menorquina Pilar Alonso, fue una de las piezas principales en la época de apogeo del cuplé catalán (1915-1926).

comentarios
  1. […] termal montañesa. Javier Barreiro hace un repaso a las anteriores en una entrada de su blog (Panticosa Lírica, un raro folleto poético de 1927). La forma en que comienza su artículo habla por sí misma: «El balneario de Panticosa es uno de […]

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