TUERTO DE LAS TENERÍAS, El (Mariano Malandía). Zaragoza, 26.III.1847 – Zaragoza,8.IV.1935. Cantador de jotas
Nacido en el número 10 de la calle Cereros de la zaragozana parroquia de San Pablo, la más pródiga en joteros de fama. Huérfano, fue adoptado por unos tíos labradores y, a los ocho años, cavando la tierra con el azadón, una piedra que saltó le hizo perder el ojo izquierdo. Luego se dedicó al oficio de tejedor en los talleres que Escudero y Palomar tenían en las Tenerías. Era de alta estatura y tuvo trece hijos.
Muy aficionado a la jota desde joven, aprendió a tocar el requinto, del que fue un virtuoso. Como cantador, fue el único rival reconocido de «El Royo del Rabal»[1] con el que, sin embargo, le unió la amistad. Las disputas de los partidarios de uno y otro cantador, a los que seguían los de sus respectivos barrios fueron legendarias.
El mejor cantor de España
es el «Royo del Rabal»
y el «Tuerto las Tenerías»
se le quiso apoderar.
Sin embargo, Mariano Malandía siempre defendió la buena relación que tuvieron y contaba que, al ser indultado El Royo de la condena que penó en Santoña, «por ser un valiente», le llevó el petate hasta su casa.
Los estilos característicos de El Tuerto fueron la fiera, la rabalera, la fematera y la fanfarrona. Para él, los tres primeros eran los únicos antiguos. En 1878 cantó en Madrid ante Alfonso XII, en el día de su boda con la malograda María Mercedes de Orleans, que tanto disgustó a Cánovas y otros cortesanos: «Quieren hoy con más cariño / a su rey los españoles / pues por amor se ha casado, / como se casan los pobres». También recordaba las que había cantado al general Martínez Campos, cuando en la última guerra carlista pasó por Zaragoza para acabar con la rebelión de las provincias del norte. Igualmente, las que cantó a Lagartijo y Frascuelo. Pero, sobre todo, una que le pidieron el madrileño Café del Siglo. Cantó una fiera y un caballero le entregó cinco duros, que repartió con la rondalla. Así era la precariedad en la que vivieron los primeros joteros. en 1931 contaba a Emilio Alfaro:
A seis realicos nos partimos. Entonces no se cantaba por ganar dinero sino porque era la Jota. No me acuerdo de haber preguntau nunca cuanto me iban a pagar. Me paice que no me hubiera salido bien la canción. La jota no es un roscadero de melones para regatear por ella.
Mariano Malandía, al que llamaban «el tío Mariano», se retiró en 1914 tras cantar por última vez en el zaragozano Teatro Pignatelli. Como muchos de los joteros antiguos, además de cantar, tocaba otros instrumentos, así, cuando le abandonaron las facultades vocales, se convirtió en un excelente tañedor de requinto, que formó parte de la concurrida rondalla del maestro Orós, que llegó a contar con ciento catorce ejecutantes, hasta casi el final de su vida.
[1] https://javierbarreiro.wordpress.com/2016/11/04/el-royo-del-rabal/ BIBLIOGRAFÍA
-BARREIRO, Javier, La jota aragonesa, Zaragoza, CAI, 2000, p. 58.
-, Diccionario biográfico español. Tomo XXXI, Madrid, Real Academia de la Historia, 2012, pp. 721-722.
-, Biografía de la jota aragonesa, Zaragoza, Mira, 2013, pp. 125-126.
-GALÁN BERGUA, Demetrio, El libro de la jota aragonesa, Zaragoza, 1966, p. 736-739.
-SOLSONA, Fernando, La jota cantada, Ayuntamiento de Zaragoza, 1978, p. 35.
-SOLSONA, Fernando y Mario BARTOLOMÉ, Geografía de la jota cantada, Zaragoza, Prensa Diaria Aragonesa, 1994, p. 86.
Ensayando con Miguel Asso