Publicada en Club de Tango nº 60, mayo-junio 2003, pp. 4-5.
Reproducida en Tango Reporter, Año XI nº 24, Los Angeles, junio 2006, pp. 194-195.
Publicada a primeros de 1914, Tanguinópolis constituye el número 6 de La Novela de Bolsillo, una de las numerosas colecciones de novela corta que proliferaron en España durante el periodo del primer tercio del siglo XX, a partir de la fundación en 1907, por parte de Eduardo Zamacois, de El Cuento Semanal. Está ilustrada por Federico Ribas (Vigo, 1890-Madrid, 1952), que pasó su infancia y adolescencia en Buenos Aires, trabajó en París y, luego, fue uno de los más constantes ilustradores españoles en el periodo citado.
La Novela de Bolsillo, dirigida por Francisco de Torres, se publicaba en Madrid y tenía un formato de 137×82 mm., con alrededor de sesenta páginas. Salieron semanalmente cien números desde 1914 a 1916 y se vendía al módico precio de 30 céntimos, teniendo en cuenta que incluía ilustraciones en huecograbado y papel couché. Hacia la mitad de la colección, la guerra hizo que el couché pasara a papel prensa y el huecograbado a línea. Cada cuatro tomitos se ofrecía encuadernación y, normalmente, es agrupadas así como aparecen cuando se tiene la suerte de encontrarlas, lo que no es nada fácil. En esta colección publicaron muchos de los más conocidos escritores de la época desde Joaquín Dicenta, que abre su sumario, a Joaquín Belda, pasando por Hoyos y Vinent, Colombine, Fernando Mora, Répide, José Francés, Álvaro Retana, Díez de Tejada, los comediógrafos Perrín y Palacios, Federico García Sanchiz y tantos otros.
Agustín Rodríguez Bonnat (1873-1925), madrileño que firmaba siempre como A. R. Bonnat, es hoy un olvidado periodista y escritor pero en su época participó en las publicaciones periódicas más importantes, desde Madrid Cómico a La Esfera, pasando por El Globo, Blanco y Negro, España Nueva, La Correspondencia de España y otras de similar trascendencia. Sin embargo, sus dos colaboraciones más constantes fueron en la revista Nuevo Mundo, donde sustituyó al satírico Luis Taboada, y en el diario El Liberal. En el campo de la literatura escribió sobre todo para el aludido género de la novela corta en el que publicó alrededor de veinticinco títulos dentro de las colecciones más populares… Tiene también una novela larga de carácter humorístico, Jacinta Ruiz (1920). Hoy es un autor absolutamente relegado.
Tanguinópolis cuenta el viaje a París del joven químico Gabino Orduña para que su amigo Paco Núñez, que disfruta de una beca para ampliar sus estudios científicos, le muestre los principales centros de investigación de la ciudad, que describe como intensamente vital y abigarrada. Cuando su compañero de estudios acude a la cita lo primero que hace es llevarle al teatro Olympia, primer music-hall parisino, que había construido e inaugurado en 1893 el catalán José Oller. La intención de Paco Núñez es satisfacer a su amigo con la culminación de las perspectivas de todos los que acuden a París: visitar los centros en que se tanguea. En el Olympia encuentran a dos orquestas tocando alternativamente el tango y a una caterva de bailarines que no permiten el menor reposo a sus piernas. La bella Smyra y su bailarín Andrée ocupan el centro del salón. El viajero se maravilla de que señores respetables acometan sin recato un baile tan poco apropiado para ellos aunque Bonnat no se ocupa de las tan habituales descalificaciones sobre la moralidad del tango. En el Olympia nos dice que suena “el popular Che ¿y cómo le va?, de Valverde” y, entretanto, aparece el catedrático y gran investigador Genot, totalmente sudoroso y jadeante, tras llevar bailando una hora. Éste no atiende las palabras admirativas de Gabino sobre su actividad científica y cuando le pide permiso para visitarlo en su domicilio, le dice que será más fácil que lo encuentre en casa de Ciro, donde se tanguea. El sabio se despide para correr a bailar Le dernier tango y los dos amigos deciden marchar mientras las señoras hacen fila ante Andrée para darle sus señas y recibir clases de baile.
Tras describir un rimero de lugares populares de París y a los españoles que más los frecuentan, entre los que se cuentan la bella Otero, el periodista Gómez Carrillo, de origen guatemalteco y que unos años después casaría con Raquel Meller, el pintor Sorolla y el pretendiente carlista don Jaime, su amigo explica a Gabino las actividades de los bohemios españoles en París y termina por conducirle al Folies Bergere, que nos describe prolijamente. Finalmente, aparece en el escenario la Mado Minty, una morena de piel satinada con fuerte rojo en los labios que baila el tango de un modo voluptuoso. Todo el mundo echa monedas en los gemelos, dispuestos al efecto en las localidades, para ver más de cerca a la artista. Cuando ésta termina, la orquesta arremete con el mismo tango y todo el mundo sale a bailar. Media hora después continúa la representación con una escena también dedicada al tango.
Son las doce de la noche y Paco se empeña en llevar a Gabino a Montmartre. Éste no hace sino reclamarle datos sobre su vida científica, que su amigo apenas atiende. Pasan cerca del Tabarís, de Mónico, Pigalle, la Abadía de Albert, el Rat Mort, cuya orquesta de tango dejó algunas grabaciones, y, finalmente, se dirigen a La Feria, celebrado colmado-restaurante español que regentaba Amalio Cuenca, guitarrista flamenco que también llegó a grabar tangos. Allí encuentra a bailaores españoles como La Lola o los famosos Faíco y Antonio de Bilbao, que fue el maestro de Vicente Escudero, el más genial bailarín español del siglo XX. La Feria había sido inaugurado por Amalio Cuenca en 1912 y la guerra europea le forzó a cerrarlo. Pero en ese lugar… también se baila el tango, ahora acompañado por una orquesta de bandurrias. Diez minutos después, Gabino se encuentra también acometiendo la danza rioplatense.
Pasados ocho días, los amigos se despiden y Gabino promete volver pero para bailar el tango. La novelita termina con estas palabras: “Volveré, vaya si volveré ¡Es mucho tango este de París!…”
Como se ve, la intención de la novela es mostrar satíricamente cómo el tango ha sorbido el seso a los pobladores y visitantes de París, que no tienen en su vida otro objetivo que danzarlo, lo que se ajusta a muchas otras visiones contemporáneas. La obra, publicada hacia mayo de 1914, debía corresponder a alguna reciente visita del autor a la Ciudad Luz y coincide con el periodo de apogeo del tango en la capital de Francia en torno a 1913.
El verdadero interés de la novela consiste en ser la primera que se publica con tema de tango en España, pues hasta 1919 no aparece El compadrito de Joaquín Belda, de ambiente más suburbial que estrictamente tanguero. Tampoco conozco en la Argentina ninguna novela de tango contemporánea*, aunque sí como es lógico, obras de teatro, como también las hay en España. Del mismo año 1914 es El tango argentino, humorada en un acto de Luis de Larra y Manuel Fernández de la Puente que, con música de Luis Foglietti y Quinito Valverde, fue estrenada en el teatro Cómico de Madrid el 16 de marzo de 1914, con el protagonismo de la gran cómica de su tiempo, Loreto Prado. Sin embargo, en el campo de la narrativa y de no aparecer alguna otra obra que lo desmienta, sería esta Tanguinópolis la primera y, durante muchos años la única, en la que figura el tango como tema central.
*Sería Raucho (1917) de Ricardo Güiraldes, al relatarnos tres noches de tango en París, la primera que contiene de una manera significativa ambiente de tango aunque tampoco sea éste su tema principal.
Fantástico…
[…] No he encontrado demasiada información sobre este autor. Parece el típico escritor de obras para el género chico, una ocupación generalmente combinada con el trabajo periodístico, aunque no sabemos si también era así en este caso. En el catálogo de autoridades de la Biblioteca Nacional de España y de Worldcat aparecen más de cuarenta obras, en su mayor parte comedias del género chico en solitario, o, en su mayor parte, en colaboración con otros escritores. Muchas de estas obras fueron musicadas por algunos de los mejores compositores del género lírico especialmente, a partir de finales de los años 20 y principios de la República, cuando deja de publicar, Jacinto Guerrero. Hay un paréntesis creativo entre 1914 y 1918, precisamente los años en los que impulsó la colección La Novela de Bolsillo. Entre 1914 y 1916 se publicaron semanalmente cine números, a un precio módico de 30 céntimos si tenemos en cuenta que se hacía en huecograbado y papel couché. El inicio de la 1ª Guerra Mundial obligó a pasar a papel prensa y huecograbado en línea hasta su cierre dos años más tarde. En la colección participaron muchos de los más conocidos escritores de la época como Joaquín Dicenta, Joaquín Belda, Hoyos y Vinent, Colombine, Fernando Mora, Répide, José Francés, Alvaro Retana, Díez de Tejada, los comediógrafos Perrín y Palacios, Federico García Sanchiz y muchos más. (información sobre la colección procedente del blog de Javier Barreiro). […]